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Mente sana, cuerpo sano: el deporte y sus beneficios

El deporte es primordial para mantener el cuerpo en forma, pero también conlleva beneficios muy importantes para la salud mental. 

Esto se debe a la segregación de endorfinas mientras se hace ejercicio, también conocidas como las hormonas de la felicidad.

Las endorfinas son neurotransmisores que conectan las neuronas del sistema nervioso y que funcionan como nexos de unión entre la mente y el cuerpo.

Concretamente, estas hormonas son transmisores de placer, euforia, felicidad e, incluso, alivio del dolor. Por lo tanto, su activación hace que mejore el estado de ánimo, que aumente la autoestima, así como rebajar la ansiedad y reducir el estrés.

La práctica de ejercicio físico es uno de los factores que logra generar altos niveles de endorfinas; eso sí, para ello, la  actividad debe resultar gratificante. La explicación es que frente estímulos positivos, la capa límbica o emocional del cerebro, que es el centro de la capacidad de sentir bienestar y malestar, segrega mayor cantidad de endorfinas.

Vale la pena remarcar e insistir en los numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, que conlleva la práctica de ejercicio físico regular y por otro lado tener en cuenta los riesgos derivados del sedentarismo.

Cabe dejar claro que para conseguir obtener dichos beneficios para la salud, no se necesita realizar esfuerzos agotadores ni ser un gran deportista.

El reto que te propongo no va más lejos de realizar un mínimo de 30 minutos de actividad física de una  intensidad moderada, preferiblemente todos o casi todos los días de la semana. Dicho objetivo puede ser logrado por cualquier persona. Esos 30 minutos pueden incluso distribuirse a lo largo del transcurso del día, en periodos de ejercicio físico de preferiblemente 10 minutos como mínimo, y pueden ser perfectamente actividades cotidianas como por ejemplo: caminar con cierto ritmo, subir escaleras o realizar tareas domésticas.

Estos son algunos de los muchos motivos por los que es recomendable la práctica de ejercicio físico:

- Reduce el riesgo de mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares.

- Retrasa y previene el desarrollo de hipertensión arterial así como también disminuye los valores de tensión arterial en personas hipertensas.

- Mejora el perfil lipídico en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL).

- Se acorta el riesgo de padecer diabetes no insulino dependiente.

- Disminuye la posibilidad de padecer algunos tipos de cáncer como por ejemplo de colon y de mama.

- Se consigue un mejor control del peso corporal.

- Se mantiene o incluso se mejora la fuerza y la resistencia muscular, aumentando la capacidad funcional para desarrollar la mayoría de las actividades físicas de la vida diaria.

- Ayuda a preservar la estructura y función de las articulaciones, por lo que puede ser de gran ayuda para la artrosis.

- Ayuda a conciliar el sueño y a mejorar su calidad.

- Mejora la imagen personal y la autopercepción.

- Libera tensiones y mejora el control del estrés.

- Es de gran ayuda para combatir y mejorar los síntomas relacionados con la ansiedad descontrolada y la depresión, aumenta el optimismo y el entusiasmo.

- Disminuye el riesgo de caídas en personas adultas de edad avanzada, ayuda a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas y aquellas que están relacionadas con el proceso de envejecimiento. Así pues, hay una mejora en la calidad de vida y un aumento en la capacidad de poder vivir de forma independiente.


Superar los miedos

Miedo al fracaso y al éxito, al amor o al compromiso, a viajar en avión, a los perros, al cambio… Los miedos se afincan en nuestra mente sin que lleguemos a ser conscientes y posteriormente aparecen de repente en los momentos más delicados. El miedo es necesario cuando éste sirve para proteger de un peligro, pero puede llegar a ser el peor aliado cuando incapacita, paraliza e impide que saquemos el mejor partido de nosotros mismos.

¿Cuál es su origen?

Sería bastante reazonable que cualquier persona puediera tener miedo al fracaso en el amor tras haber sufrido un desengaño o que le asusten los  perros desde que alguno le mordiese; sin embargo, la gran mayoría de los miedos no se adquieren así, sino que muchas veces nos los trasmiten nuestros padres o los adquirimos a su lado ya en la infancia.
Es muy frecuente el miedo al amor en personas que han visto y vivido malos tratos entre sus padres así como fracaso, lo mismo puede suceder si tienes miedo a los perros o las alturas, tal vez simplemente porque tu madre lo tenía. En cualquier caso lo más importante sin duda es aprender a vencerlos y superarlos, aunque los más fuertes son los adquiridos en la infancia, debido a la dificultad de identificar los motivos y la manera en que se adquirieron.
Tener miedo es normal, pero si eres capaz de controlarlo y aprendes a superar los miedos, saldrás ganando. Hay que vencer terreno, partiendo de lo más sencillo y construyendo la seguridad personal. Si tienes miedo al fracaso en el amor permite que crezca la confianza empezando por la amistad. En dosis controladas, podrás ir superándolo.

Si necesitas terapia psicológica no dudes en contactar conmigo. Todo, menos vivir con limitaciones.