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El egocentrismo y el narcisismo

El egocentrismo y el narcisismo tienen rasgos similares, aunque el egocentrismo es visto como una forma más inocente de narcisismo. Las personas egocéntricas no saben comprender a los demás, son incapaces de mostrar empatía, mientras que a las personas narcisistas sencillamente no les importa, es decir, no tienen interés en la comprensión de los demás. Jean Piaget describe a los niños como egocéntricos. El egocentrismo es un sesgo cognitivo que se refiere a la capacidad innata de ver el mundo de acuerdo a nuestra propia perspectiva. No experimentamos el mundo o la realidad directamente, sino a través de nuestros filtros perceptivos que se componen de nuestras experiencias pasadas, actitudes y predisposiciones genéticas. Se requiere un esfuerzo extra para ver el mundo desde otra perspectiva distinta a la nuestra. Según Piaget, el niño egocéntrico asume que las otras personas ven, oyen y sienten exactamente lo mismo que él.
 
El egocentrismo se manifiesta en adultos como una incapacidad de entender o hacer frente a las opiniones de otras personas. El hecho de que la realidad pueda ser diferente de lo que ellos están dispuestos a aceptar puede causarles una gran tensión y ansiedad. A los egocéntricos les cuesta comunicarse y, a menudo carecen de empatía por los demás, ya que sólo pueden ver el mundo desde su punto de vista. Los adultos egocéntricos pueden ser tomados por arrogantes, pero  por lo general su comportamiento está mal entendido ya que a menudo, sufren de una baja autoestima surgida de su incapacidad de interactuar socialmente de forma eficaz. Las crianzas excesivamente permisivas y las alabanzas inapropiadas y exageradas conducen al egocentrismo en la vida adulta.

El narcisismo a menudo se desarrolla a partir egocentrismo. El Trastorno Narcisista de la Personalidad no se trata simplemente de llevar el egoísmo normal hasta un extremo, sino que es entendido como un fallo en el desarrollo del carácter.

El narcisismo, en una justa medida, tiene características positivas las cuales pueden servir de combustible para la determinación y la ambición, así como para el deseo de que los logros personales sean reconocidos y para la sensación de que la vida tiene sentido y valor. El problema se produce cuando el narcisismo se convierte en el principio fundamental de la personalidad de alguien. Su forma más extrema es el Trastorno Narcisista de la Personalidad, una condición psicológica que afecta la capacidad de una persona para establecer relaciones normales causando estragos en los que se encuentran a su alrededor.

Los narcisistas tienen habilidades y cualidades del tipo confianza, extraversión y deseo de poder, que les impulsan a roles de liderazgo, pero cuando un verdadero narcisista está al cargo, constantemente quiere la admiración de los demás y la atención tiene que estar siempre centrada en él. No hay espacio para otros en el centro de atención. Los narcisistas no tienden realizar bien tareas de asesoramiento, ya que muy rara vez aceptan la responsabilidad y suelen culpar a otros por sus dificultades. Por otro lado son muy dados a la abnegación.

La empatía, la capacidad comprender cómo se siente otra persona, es un atributo humano fundamental, parte de lo que nos convierte en una especie social. La enorme falta de empatía es algo característico en los narcisistas. La vergüenza, esa sensación dolorosa de que uno ha actuado de un modo inaceptable, es otra emoción necesaria de la cual carecen, en gran parte, las personas con Trastorno Narcisista de la Personalidad.

En lugar de tratar de cambiar a una persona narcisista, la aceptación es clave para la convivencia. Mientras vean beneficios en una situación, será más probable que cooperen. Mantenerse independiente y ser asertivo es de gran ayuda para sobrellevar cualquier relación con una persona narcisista. Es bueno recordar que los narcisistas son personas emocionalmente no saludables que no han logrado desarrollar de forma madura un conjunto de emociones. También vale la pena no tomar personalmente lo que dicen así como mantener la propia perspectiva en las relaciones con ellos ya que tienden a ser manipuladores.