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Suaviza la tristeza con pensamientos positivos

Mantener tu atención enfocada hacia pensamientos positivos no sólo te hace sentir bien en un momento concreto sino que implementar dicha forma de pensar a tu día a día también puede reducir considerablemente la tristeza y proporcionarte algo que muchas veces es todo lo que se necesita para seguir adelante: esperanza. Cuanto más se centre la atención en los pensamientos positivos y más tiempo se emplee dicha forma de pensar, mejores serán los resultados obtenidos.

A pesar de que esta idea ha estado presente desde hace mucho tiempo y se ha convertido en el tema de cientos de seminarios y libros, el pensamiento positivo y el control de la propia atención no son nada fáciles de lograr, especialmente si tu tristeza ha frenado tu desarrollo personal y te ha impedido o te ha detenido a la hora de hacer cosas que podrían hacerte disfrutar.

Después de estar triste durante un periodo de tiempo, lo que sucede es que tu mente se ha entrenado para aceptar tu tristeza y hacer que toda tu vida funcione de un modo acorde a dicha tristeza. Sin embargo, mediante el uso de la atención puedes cambiar la manera en que tus pensamientos controlan tu vida, puedes hacerte cargo de lo que está pasando dentro de tu mente. Creer que se puede hacer algo al respecto es clave, el primer paso es creer que es posible reducir tu tristeza, y llevar una vida más feliz. El siguiente paso es darte cuenta de cómo piensas. Una vez que hayas identificado el problema, trata de pensar en cómo te sentirías si las cosas fueran diferentes. Por ejemplo, imagínate caminando con mucha confianza por algún lugar en el cual vas a encontrarte con más personas, imagina que tu tristeza es sólo un recuerdo lejano, imagina que vas a saludar a la gente, a reunirte con ellos, a participar en conversaciones, y en definitiva, vas a disfrutar de ti mismo. Por supuesto, ahora mismo esto está sólo en tu mente, pero ahí es donde todo comienza. Tienes que pensar e imaginar cómo te comportarías si su tristeza no te estuviera reteniendo, en cómo actuarías en una determinada situación si fueras la persona que te gustaría ser. Este planteamiento es una buena forma de planificar cómo responder ante nuevas situaciones o interacciones sociales.

A continuación, después de realizar este ejercicio, comienza el proceso de cambio en tu forma de pensar, de negativo a positivo. Una de los mejores beneficios del pensamiento positivo es que se puede cambiar cómo te sientes con sólo decirte a ti mismo, una vez tras otra, cómo quieres sentirte, por ejemplo: "me siento alegre y confiado". Este tipo de afirmaciones te ayudarán a cambiar tu patrón de pensamiento antiguo y a reducir esas incomodas sensaciones ante situaciones concretas que nos causan cierta ansiedad. Cuanto más lo hagas, más consciente y positivo se convertirá tu pensamiento, y prácticamente sin que te des cuenta, empezarás a sentirte más "alegre y confiado".

A pesar de que este consejo pueda parecer algo simplista, para aliviar la tristeza muchas veces se requiere de algo simple, algo que pueda empezarse a llevar a cabo de inmediato y mantenerlo en marcha en todo momento. Aunque digo que parece simple, no quiero decir que sea fácil, ya que sustituir un patrón de pensamiento arraigado por uno nuevo conlleva cierto trabajo y cierta constancia. Eso sí, el proceso valdrá la pena, ya que entonces, dicha nueva forma de pensar interactuará con las emociones y la conducta propiciando en mayor o menor medida un cambio a mejor.