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Los quince errores que debes evitar en una primera cita

Saber de antemano qué conductas debes evitar en una primera cita te puede salvar te cometer los típicos errores que te pueden costar una segunda cita con esa persona que te gusta.

A continuación tienes una lista de los errores más comunes, algunos de ellos pueden parecer muy obvios o insignificantes, tal vez lo sean, pero también es cierto que se pueden corregir muy fácilmente.

1. Llegar tarde. Si llegas tarde estarás creando una muy mala primera impresión, ten por seguro que la otra persona va a comenzar a conocerte estando molesta. Asegúrate de avisar y disculparte enviando un mensaje con la máxima antelación si no puedes evitar esta desagradable situación, y cuando llegues pide disculpas de nuevo.

2. Faltar el respeto a terceras personas. No hay nada más odioso y desagradable que mostrarte irritable y comportarte de forma grosera con un camarero, por ejemplo. Si el camarero es realmente tan malo, díle a la persona con la que estás saliendo lo que encuentras inaceptable sobre el servicio y coméntale que te estás planteando decir algo al respecto, si tu cita se muestra incomoda ante esa situación considera dejarlo estar y pasarlo por alto.

3. No hacer preguntas. Hacer preguntas transmite cierto compromiso. Si no le haces preguntas a tu cita, asumirá que no tienes interés y perderá rápidamente las ganas de conocerte. Si sientes timidez o inseguridad, no dudes en pensar con antelación qué cosas quieres preguntarle.

4. Revelar de forma innecesaria tu historial médico. Nadie quiere oír hablar de tu colonoscopia en una primera cita (o en la segunda, tercera, cuarta...). Mantén tu historial médico para más adelante, a menos que aparezcas con la pierna enyesada y detrás haya una buena historia.

5. Hablar de tu ex. A menos que te lo pregunten directamente, evita entrar en monólogos sobre su ex. Lo único que vas a conseguir es dar la impresión de que no lo has superado y todavía sigues aferrándote al pasado. Si te preguntan, responde de forma breve lo más bonito que se te ocurra y cambia de tema con sutileza y educación.

6. Mostrar malos modales en la mesa. La mayoría de las personas ya sabe que la saliva descompone los alimentos, así que no es necesario ver una demostración de ello. Cuida tus modales.

7. Beber en exceso. Asegúrate de permanecer presente y mantener el control de ti mismo. Ser descuidado en la primera cita no causa una buena impresión a menos que tu cita se muestre igual de descuidada que tú, en cualquier caso no es así como comienzan la mayoría de relaciones sólidas.

8. Estar pendiente del teléfono. Controlar el teléfono da a entender que estás aburrido o distraído, ninguna de ambas cosas es especialmente atractiva para la persona con la que estás. Si tienes que usar el teléfono, pide disculpas, si puedes explica el motivo, y haz tu llamada rápidamente. También puedes excusarse para ir al  baño y hacer allí tu llamada.

9. Hablar de tus ideales de pareja. El problema con este tema es que por lo general da a entender lo que se debe tener para ser aceptado, como una especie de lista de requisitos a cumplir. Aunque lo expreses de un modo suave, más cercano a describir lo que te gustaría más que lo que crees que debería ser en un sentido estricto, lo más probable es que con este tema logres apagar a la otra persona en lugar de hacerte querer.          

10. Hablar demasiado, especialmente si todo lo que cuentas es acerca de ti. Asegúrate de que la conversación fluya de ida y vuelta de tal modo que no sea difícil para la otra persona obtener el turno para poder hablar. Si la persona con la que estás no habla mucho, hazle preguntas abiertas como: "¿Cuál ha sido tu mejor viaje de vacaciones?".

11. Usar expresiones de cariño antes de tiempo. Incluso cuando la cita va increíblemente bien y sientes que es algo totalmente mutuo, evita llamar a tu cita "cariño" o alguna palabra por el estilo. Supone demasiada familiaridad demasiado pronto, y eso a algunas personas les resulta irrespetuoso o condescendiente, a pesar de la buena intención.

12. Ser demasiado modesto. No hay absolutamente ninguna necesidad de anunciar todos tus defectos en la primera cita. La modestia es atractiva, pero la baja autoestima no lo es. Hacer una broma modesta no viene mal, pero no más de una.

13. Bromear acerca de lo malo que eres en las primeras citas. Decirle a alguien en la primera cita que eres malo en las primeras citas es como el director que sale antes del preestreno de su película para anunciar que es malísima. Hacer eso simplemente elimina cualquier interés o motivación que la otra persona pudiera tener en estar ahí contigo.

14. Presumir de tus ingresos, posesiones o habilidades. Alardear, en general, es algo que no resulta nada atractivo, más bien lo contrario. Hablar sobre la cantidad que has pagado por tu nueva casa para ir a esquiar, o describir lo increíblemente bueno que eres jugando al tenis es algo que no va a causar muy buena impresión. Alardear es algo innecesario que podría crear resentimiento en la persona con la que estás.

15. Dar una conferencia acerca de tus creencias más preciadas. Hay una razón por la que no se debe hablar de política o religión en una primera cita, cuando tienes opiniones o creencias fuertes, es fácil sobreexcitarte un poco y terminar monopolizando la conversación en lugar de simplemente participar. Ten cuidado cuando se hable de cualquier cosa sobre la que sientas con pasión o te cause enfado y asegúrate de que no estás abrumando a la otra persona.


Suaviza la tristeza con pensamientos positivos

Mantener tu atención enfocada hacia pensamientos positivos no sólo te hace sentir bien en un momento concreto sino que implementar dicha forma de pensar a tu día a día también puede reducir considerablemente la tristeza y proporcionarte algo que muchas veces es todo lo que se necesita para seguir adelante: esperanza. Cuanto más se centre la atención en los pensamientos positivos y más tiempo se emplee dicha forma de pensar, mejores serán los resultados obtenidos.

A pesar de que esta idea ha estado presente desde hace mucho tiempo y se ha convertido en el tema de cientos de seminarios y libros, el pensamiento positivo y el control de la propia atención no son nada fáciles de lograr, especialmente si tu tristeza ha frenado tu desarrollo personal y te ha impedido o te ha detenido a la hora de hacer cosas que podrían hacerte disfrutar.

Después de estar triste durante un periodo de tiempo, lo que sucede es que tu mente se ha entrenado para aceptar tu tristeza y hacer que toda tu vida funcione de un modo acorde a dicha tristeza. Sin embargo, mediante el uso de la atención puedes cambiar la manera en que tus pensamientos controlan tu vida, puedes hacerte cargo de lo que está pasando dentro de tu mente. Creer que se puede hacer algo al respecto es clave, el primer paso es creer que es posible reducir tu tristeza, y llevar una vida más feliz. El siguiente paso es darte cuenta de cómo piensas. Una vez que hayas identificado el problema, trata de pensar en cómo te sentirías si las cosas fueran diferentes. Por ejemplo, imagínate caminando con mucha confianza por algún lugar en el cual vas a encontrarte con más personas, imagina que tu tristeza es sólo un recuerdo lejano, imagina que vas a saludar a la gente, a reunirte con ellos, a participar en conversaciones, y en definitiva, vas a disfrutar de ti mismo. Por supuesto, ahora mismo esto está sólo en tu mente, pero ahí es donde todo comienza. Tienes que pensar e imaginar cómo te comportarías si su tristeza no te estuviera reteniendo, en cómo actuarías en una determinada situación si fueras la persona que te gustaría ser. Este planteamiento es una buena forma de planificar cómo responder ante nuevas situaciones o interacciones sociales.

A continuación, después de realizar este ejercicio, comienza el proceso de cambio en tu forma de pensar, de negativo a positivo. Una de los mejores beneficios del pensamiento positivo es que se puede cambiar cómo te sientes con sólo decirte a ti mismo, una vez tras otra, cómo quieres sentirte, por ejemplo: "me siento alegre y confiado". Este tipo de afirmaciones te ayudarán a cambiar tu patrón de pensamiento antiguo y a reducir esas incomodas sensaciones ante situaciones concretas que nos causan cierta ansiedad. Cuanto más lo hagas, más consciente y positivo se convertirá tu pensamiento, y prácticamente sin que te des cuenta, empezarás a sentirte más "alegre y confiado".

A pesar de que este consejo pueda parecer algo simplista, para aliviar la tristeza muchas veces se requiere de algo simple, algo que pueda empezarse a llevar a cabo de inmediato y mantenerlo en marcha en todo momento. Aunque digo que parece simple, no quiero decir que sea fácil, ya que sustituir un patrón de pensamiento arraigado por uno nuevo conlleva cierto trabajo y cierta constancia. Eso sí, el proceso valdrá la pena, ya que entonces, dicha nueva forma de pensar interactuará con las emociones y la conducta propiciando en mayor o menor medida un cambio a mejor.


Características del comportamiento pasivo-agresivo

Utilizar un enfoque pasivo-agresivo de forma puntual respecto a algún problema de nuestras vidas no es algo inusual. Pero por otro lado, para algunas personas la manipulación y la comunicación indirecta son una forma de vida. Las personas pasivo-agresivas a menudo no se detectan en la oficina, lugar de trabajo o en círculos sociales, al menos inicialmente, ya que ocultan su hostilidad con una actitud agradable.

A continuación dispones de algunos de los rasgos más característicos típicos de las personas pasivo-agresivas:

- Se olvidan deliberadamente de hacer las cosas. Prefieren ser vistos como "despistados" más que como desagradables. En lugar de negarse a trabajar en un proyecto, un compañero de trabajo pasivo-agresivo puede argumentar que se olvidó de la fecha límite. Un amigo pasivo-agresivo puede decir que se olvidó de hacer la reserva para ir a cenar al restaurante del que habíais estado hablando porque en realidad no quería ir.

- Dicen que sí cuando en realidad no tienen ninguna intención al respecto. En un esfuerzo por parecerse a las personas que quieren agradar, las personas pasivo-agresivas rara vez dicen que no. Pueden ignorar invitaciones por completo con la excusa de que nunca recibieron dicha invitación. A menudo están firmemente de acuerdo con invitaciones o propuestas hechas cara a cara, incluso con aquellas que no tienen ningún interés o deseo. Para escapar de sus obligaciones, pueden cancelar sus planes en el último minuto fingiendo una enfermedad o una emergencia.

- Suelen hablar mal de la gente a sus espaldas. No es que las personas pasivo-agresivas no compartan sus opiniones, más bien es que no las comparten de forma honesta. Son propensos a quejarse con todo el mundo excepto con la persona de la que están quejándose. Su enfoque indirecto daña las relaciones, no hacen nada para resolver los problemas.

- Son ineficientes a propósito. Las personas pasivo-agresivas son tercas. Cuando no quieren hacer algo, a menudo se muestran tan ineficaces como sea posible para evitar dicha cosa en cuestión. En lugar de decir: "tengo problemas con este asunto", una persona pasivo-agresiva puede posponer las cosas a propósito con la esperanza de que otra persona tome el relevo y haga su trabajo.

- Ocultan su resentimiento con una sonrisa. Las personas pasivo-agresivas no expresan su enfado o su disgusto de manera abierta. Muchos de ellos llevan años de resentimiento y amargura edificados justo debajo de su sonrisa falsa. No importa lo mucho que estén en desacuerdo con lo que dices, se esforzarán para que parezca como si apoyaran plenamente tus declaraciones.

- Buscan venganza. Oculta bajo su personalidad aparentemente agradable se encuentra el deseo de castigar a los que les han hecho daño. Las personas pasivo-agresivas a menudo hacen todo lo posible para tomar represalias contra las personas que creen que se han aprovechado de ellos. Sus formas de venganza son a menudo indirectas, un correo electrónico anónimo o un rumor desagradable extendido por toda la oficina son sólo un par de ejemplos.

- Muestran indefensión aprendida. Las personas pasivo-agresivas no creen que ellos tengan mucho control sobre los acontecimientos en sus vidas. En lugar de tomar medidas para resolver los problemas, se convencen de que "no sirve de nada intentarlo, porque de todos modos, no puedo hacer nada al respecto". Su enfoque pasivo les somete a más dificultades innecesarias y, por desgracia, muchas de sus predicciones negativas se terminan convirtiendo en profecías autocumplidas.

- Hacen todo lo posible para evitar la confrontación. Incluso cuando están profundamente ofendidos, las personas pasivo-agresivas evitan la confrontación directa. A veces, se comunican de forma incongruente, diciendo cosas como: "está bien, da igual" o "bueno, si no te importan mis sentimientos, entonces supongo que no tienes por qué tenerlos en cuenta". La cuestión es que permiten que otros les traten mal, y se niegan a admitir sus sentimientos, se niegan a admitir que están heridos.

- Manipulan a la gente. Suelen recurrir a tácticas de manipulación para conseguir satisfacer sus necesidades. En lugar de pedir ayuda directamente para llevar una caja pesada, una persona pasivo-agresiva puede quejarse diciendo algo como: "voy a terminar haciéndome daño en la espalda por llevar esta caja yo solo". No les importa que otros sientan lástima o piedad por ellos mientras eso les sirva para satisfacer sus necesidades.

Si tienes propensión a adoptar un enfoque pasivo-agresivo, hay una serie de pasos que puedes dar para lograr ser más asertivo. Cuando tus palabras vayan acorde con tus emociones y tu comportamiento, entonces podrás disfrutar de una vida mucho más auténtica. Si necesitas ayuda, pídela.

Si ves señales de conductas pasivo-agresivas por parte de un compañero de trabajo, amigo o miembro de la familia, estate dispuesto a rendirle cuentas. Permitir que las personas pasivo-agresivo eludan la responsabilidad o eviten la confrontación sólo refuerza su comportamiento.


La relación entre el hábito de fumar y el dolor crónico

Muchas de las personas que sufren de dolor crónico son fumadores. De hecho, los datos epidemiológicos y clínicos recientes indican que la prevalencia de tabaquismo entre los que sufren dolor crónico puede ser hasta el doble de la tasa que se encuentra en la población general.

Por lo general, las personas comienzan a fumar en la adolescencia y continúan el hábito en la edad adulta como una forma de tratar de relajarse o de hacer frente a las presiones de la vida. Las personas que sufren dolor crónico pueden comenzar o continuar fumando porque creen que ayuda a aliviar el estrés y las molestias asociadas a su condición.

Sin embargo, la ironía es que el fumar puede de hecho causar dolor crónico e incluso empeorar la situación. Las investigaciones muestran que el fumar puede causar dolor de espalda baja y artritis reumatoide. Fumar también está vinculado a la prevalencia y severidad de varios tipos de dolor crónico, incluyendo:

- Los dolores de cabeza.
- La fibromialgia (una enfermedad reumática que causa dolor y sensibilidad generalizada en las articulaciones).
- La dispepsia (molestias en la parte superior del abdomen o el pecho).
- Dolor menstrual.
- Dolor en las articulaciones.
- Osteoartritis.

Otro aspecto preocupante es que los fumadores que sufren de dolor crónico tienen menos probabilidades de ser físicamente activos. A medida que el dolor aumenta, tienden a fumar más y hacer menos ejercicio físico. Esto contribuye a un desequilibrio global de la salud física.

La investigación muestra que el éxito en la recuperación a largo plazo se da cuando el dejar de fumar se lleva a cabo en conjunto y de forma integral junto con un tratamiento para el dolor crónico.

El objetivo es siempre ayudar a los pacientes a que tomen el control de sus vidas. Esto no solamente significa convertirse en funcional y estar libre de sustancias adictivas, sino más bien ser una persona activa y saludable capaz de vivir la vida y disfrutar de cada momento.


Cuatro juegos mentales para mejorar tu vida

Muy a menudo, cuando se habla de juegos mentales pensamos en relaciones y en personas manipuladoras que buscan aprovecharse de nosotros. Sin embargo, no todos los juegos mentales son malos. De hecho, cuando aprendemos a aprovechar el funcionamiento de nuestra mente, podemos alcanzar la felicidad sostenida y el verdadero éxito.

1. Visualiza el éxito.

Todos hemos oído hablar acerca de atletas que se visualizan haciendo la jugada ganadora o cruzando la línea de meta en primer lugar. La psicología del deporte es un componente conocido del entrenamiento de élite, y es utilizado por los atletas más exitosos. La visualización, sin embargo, no sólo está disponible para los atletas olímpicos. Cualquiera puede utilizar la práctica de la visualización para mejorar o para prepararse para cualquier aspecto de la vida. La investigación apoya el profundo impacto que la visualización puede tener en el éxito, y algunos investigadores han concluido que la visualización puede tener una influencia incluso más fuerte que la práctica física.

2. Conviértete en alguien sin miedo.

Las percepciones mentales del miedo pueden tener reacciones corporales muy viscerales. Cuando nuestras mentes detectan peligro, se envía una señal a nuestro sistema nervioso central para liberar hormonas como la adrenalina que provocan la respuesta de lucha o huida. Si bien esta respuesta puede salvar la vida en algunas situaciones, a menudo estas hormonas alteran nuestra capacidad de tomar decisiones racionales, y en última instancia el estrés puede afectar a nuestro cuerpo. Aprender a utilizar la clasificación que la mente hace del miedo, puede hacer que se logre controlar la forma en que nuestro cuerpo libera las hormonas. Por ejemplo, muchos escaladores logran tener éxito a través de la emoción del miedo teniendo y manteniendo pensamientos tranquilos y racionales a lo largo de sus arriesgados ascensos.

3. Mejora tu memoria.

Nuestra memoria a corto y a largo plazo pueden fortalecerse mediante juegos mentales de forma intencionada y consciente. Hay muchos campeones de memoria que practican durante mucho tiempo su retención mediante juegos mentales para lograr capacidades de memoria aparentemente sobrehumanas. La verdad es que todos tenemos acceso a ese potencial de memoria mediante la práctica diaria de juegos mentales para potenciar la memoria.

4. Elige ser feliz.

La investigación continúa apoyando ciertamente que la felicidad es un estado interno del ser que está muy al alcance de nuestro control. Aprender a aprovechar la capacidad de nuestra mente para elegir la positividad y la felicidad nos permite estar inmunizados en gran medida ante los eventos que están fuera de nuestro control y suceden a nuestro alrededor. Mediante la formación de nuestra mente, podemos crear patrones de pensamiento positivo que sustenten una vida llena de felicidad.

Nuestras mentes son muy maleables, y están influenciadas por el mundo que nos rodea. También podemos optar por influir conscientemente en nuestras mentes a través de reflexivos juegos mentales que en última instancia pueden cambiar nuestras vidas para mejor.


Cinco consejos para dejar de machacarte a ti mismo

Es muy bueno tener metas. Todo el mundo necesita tener cosas en la vida por las que esforzarse. Pero, ¿es necesario buscar constantemente la perfección en todo y autocriticarse con dureza por cada paso en falso o por tener la percepción de estar rindiendo poco? En dosis saludables, la autocrítica puede ser útil; a través de la introspección, nos encontramos con nuevas formas de mejorar, conectar mejor con los demás, ser más humanos y tener una mayor conciencia personal. Sin embargo, nada de esto es bueno cuando se hace en exceso o de una forma excesivamente dura, sobre todo en referencia a la autocrítica. Los efectos repetidos de esta práctica excesiva son perjudiciales; en vez de ayudarte a alcanzar tus metas o lograr una mejor versión de ti mismo, la autocrítica te lleva al propio menosprecio y a erosionar tu tranquilidad.

¿Te gusta cuando otras personas te juzgan y te critican? ¿Te anima a crecer o aumentar la confianza en ti mismo? ¿Tolerarías que alguien intimidara o acosara a tu hijo o a un amigo tuyo? Sin lugar a dudas, se trata de experiencias dolorosas. Entonces ¿por qué dejar que las voces de tu cabeza hagan lo mismo contigo? ¿Por qué ser tu propio matón? Porque eso es lo que eres si incesantemente te estás autocriticando. Nadie te conoce mejor que tú; nadie sabe lo que más te duele, o cómo atacar mejor tus debilidades de la forma más infame posible. Tratarse a uno mismo con desprecio y odio puede tener consecuencias para el bienestar mental, la salud y las relaciones con los seres queridos.

Todo esto proviene de la falta de compasión y amabilidad hacia uno mismo. A menudo es engendrada por las experiencias dolorosas de la infancia que dejaron cicatrices emocionales. Los niños son más vulnerables y susceptibles a la negatividad, debido a las duras críticas de los padres, maestros o compañeros, haciendo que pierdan su confianza y se sientan inseguros o inadecuados.

El deseo de evitar las críticas de los demás, nos acaba llevando a establecer criterios personales, y nos condiciona a pensar que tenemos que ser perfectos y mejores que otros con el fin de ser amados y apreciados.

El perfeccionismo en su forma positiva puede ayudarnos a ser más exitosos, pero la forma negativa, la autocrítica, en realidad impide nuestro progreso. El diálogo interno de caracter negativo y la preocupación por lo que dirán los otros puede bloquear la energía necesaria para convertirte en una mejor versión de ti mismo.

Nadie es perfecto, e incluso los mejores y más brillantes cometen errores. En lugar de insistir en los fracasos, vale la pena aprender de ellos y seguir adelante. A continuación tienes cinco pequeños consejos para ayudarte a ser lo mejor que puedes llegar a ser:

1. Céntrate más en el diálogo interno de caracter positivo.

Haz un esfuerzo consciente para detener el hecho de hundirte a ti mismo. Felicítate a ti mismo por las cosas que haces bien; reconoce tus logros, no importa cuán pequeños sean. Haz una lista al final de cada día de 5 cosas que hiciste bien o que te hicieron feliz.

2. Practica la bondad hacia ti mismo.

Ser amable contigo mismo es tan importante como ser amable con los demás. Las cosas que nunca les dirías a tus seres queridos tampoco debes decirtelas a ti mismo. Sé tu mejor amigo.

3. Deja de compararte con los demás.

Si tiendes a compararte con alguien que en algún aspecto es mejor que tú, estarás jugando a un juego perdido. Acepta el hecho de que no eres perfecto, y céntrate en ser la mejor versión de ti mismo.

4. Piensa en los errores como oportunidades de aprendizaje.

La vida es un proceso sin fin de automejora, y los errores son inevitables. Es como un viaje, y al igual que la mayoría de viajes muchas veces se toman algunos giros equivocados, eso también sucede en tu vida. Tienes muchas cualidades y muchas áreas en las que mejorar. Ver esos errores como oportunidades te muestran lo que necesitas para trabajar y llegar a ser lo mejor que puedes ser.

5. Sé paciente contigo mismo.

Se necesita tiempo para corregir los hábitos dañinos que se han tenido durante la mayor parte de la vida, especialmente los que están muy arraigados, como es el caso de la autocrítica. Se requiere un esfuerzo considerable para cambiar la forma de pensar y fomentar el diálogo interno positivo para llegar sentirse tranquilo y más razonable con uno mismo. No te rindas cuando no haces algo tan bien como "deberías".


Batido de fresa, kiwi y naranja

Para preparar este saludable batido de frutas solamente se necesita:

- Diez fresas.
- Un kiwi.
- Zumo de naranja natural recién exprimido.
Primero de todo hay que pelar el kiwi, trocearlo y ponerlo en el recipiente de la batidora. A continuación se añaden las fresas, limpias y sin las hojitas verdes, también troceadas para que sea más fácil de preparar. Para terminar hay que exprimir una naranja y verter el zumo en el recipiente de la batidora junto con el kiwi y las fresas. Si apetece, también se puede añadir un cubito de hielo para que esté más frío. Seguidamente se tritura y se mezcla con la batidora hasta que quede bien líquido y mezclado. A continuación solamente queda servirlo y disfrutarlo, está muy rico.

Las frutas son una muy buena fuente de vitaminas y minerales, y tienen un papel  importante en la prevención de deficiencias de vitamina C y A. Las personas que comen frutas como parte de una dieta saludable, en general tienen un menor riesgo de tener enfermedades crónicas.

Los nutrientes de las frutas, tales como el potasio, la fibra, la vitamina C y el ácido fólico, son vitales para la salud y el mantenimiento de tu cuerpo. El potasio en las frutas puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. El potasio también puede reducir el riesgo de desarrollar cálculos renales y además ayuda a disminuir la pérdida ósea ligada al envejecimiento. La fruta es también una buena fuente de fibra dietética, importante para ayudar a reducir los niveles de colesterol en la sangre y reducir el riesgo de enfermedades del corazón, la obesidad y la diabetes tipo 2. También es importante para el correcto funcionamiento del intestino. El ácido fólico ayuda a formar glóbulos rojos y a reducir el riesgo de defectos de nacimiento.
        
Un patrón de alimentación que contenga fruta es parte de una dieta saludable y puede ayudar a proteger contra ciertos tipos de cáncer. Es una buena idea tratar de incorporar frutas a tu dieta, especialmente cítricos, kiwis, arándanos, moras y fresas, ya que contienen fitoquímicos muy beneficiosos para la salud.


Documental sobre el estrés



El estrés puede ser definido como la respuesta del cerebro a cualquier demanda. Hay muchas cosas que pueden desencadenar esta respuesta, incluido el cambio. Los cambios pueden ser positivos o negativos, así como reales o percibidos. Pueden ser recurrentes, a corto o a largo plazo, y pueden incluir cosas como ir y volver de la escuela o del trabajo todos los días, hacer un viaje durante las vacaciones, o mudarse a otra casa. Los cambios pueden ser leves y relativamente inofensivos, como ganar una carrera, ver una película de miedo, o montar en una montaña rusa. Algunos cambios son más importantes, como el matrimonio o el divorcio, una enfermedad grave o un accidente de coche. También hay otros cambios que llegan a ser más extremos, tales como la exposición a la violencia. Dichos acontecimientos pueden dar lugar a reacciones de estrés postraumático.

No todo el estrés es malo. Todos los seres vivos tienen una respuesta de estrés, que les puede llegar a salvar la vida en algunas situaciones. Las sustancias químicas y las hormonas liberadas durante esos momentos de estrés, sirven para prepararse para enfrentar una amenaza o huir a un lugar seguro. Cuando te enfrentas a una situación peligrosa, tu pulso se acelera, se respira más rápido, tus músculos se tensan, el cerebro utiliza más oxígeno y aumenta la actividad de todas las funciones orientadas a la supervivencia. A corto plazo, incluso puede estimular el sistema inmunológico.

Sin embargo, con el estrés crónico, esas mismas sustancias químicas que están salvando la vida en momentos puntuales, pueden suprimir las funciones que no son necesarias para la supervivencia inmediata. La inmunidad disminuye y el aparato digestivo, excretor y reproductivo dejan de funcionar de forma normal. Una vez que la amenaza ha pasado, otros sistemas del cuerpo actúan para restablecer el funcionamiento normal. Los problemas se producen si la respuesta de estrés se prolonga demasiado, como por ejemplo cuando la fuente de estrés es constante, o si la respuesta continúa después de que el peligro ha desaparecido.

Hay por lo menos tres tipos diferentes de estrés, todos ellos conllevan riesgos para la salud física y mental:

- El estrés causado por la rutina debido a presiones como por ejemplo el trabajo, la familia y otras responsabilidades diarias.

- El estrés provocado por un cambio negativo repentino, como la pérdida de un trabajo, un divorcio o una enfermedad.

- El estrés postraumático, causado por la experiencia de un evento como un accidente grave, una guerra, un atentado, un desastre natural, un asalto, o cualquier situación donde uno puede resultar gravemente herido o en peligro de ser asesinado.

El cuerpo suele responder a cada tipo de estrés de manera parecida. Cada persona puede sentirlo de diferente manera. Por ejemplo, algunas personas experimentan síntomas principalmente digestivos, mientras que otras pueden tener dolores de cabeza, insomnio, depresión, ira e irritabilidad. Las personas que viven bajo estrés crónico son propensas a las infecciones virales más frecuentes, como la gripe o el resfriado, y las vacunas, como la vacuna contra la gripe, son menos eficaces en ellas.

De todos los tipos de estrés, los cambios en la salud debidos al estrés causado por la rutina pueden ser los más difíciles de notar al principio. Debido a que la fuente de estrés tiende a ser más constante que en los casos de estrés agudo o postraumático, el cuerpo no recibe ninguna señal clara para volver al funcionamiento normal. Con el paso del tiempo, la tensión en el cuerpo bajo estrés rutinario continúa y eso puede conducir a problemas graves de salud, como enfermedades del corazón, presión arterial alta, diabetes, depresión, trastorno de ansiedad, y otras enfermedades.

Aquí puedes encontrar algunos consejos para reducir el estrés. No dudes en pedir ayuda si crees que lo necesitas.

El egocentrismo y el narcisismo

El egocentrismo y el narcisismo tienen rasgos similares, aunque el egocentrismo es visto como una forma más inocente de narcisismo. Las personas egocéntricas no saben comprender a los demás, son incapaces de mostrar empatía, mientras que a las personas narcisistas sencillamente no les importa, es decir, no tienen interés en la comprensión de los demás. Jean Piaget describe a los niños como egocéntricos. El egocentrismo es un sesgo cognitivo que se refiere a la capacidad innata de ver el mundo de acuerdo a nuestra propia perspectiva. No experimentamos el mundo o la realidad directamente, sino a través de nuestros filtros perceptivos que se componen de nuestras experiencias pasadas, actitudes y predisposiciones genéticas. Se requiere un esfuerzo extra para ver el mundo desde otra perspectiva distinta a la nuestra. Según Piaget, el niño egocéntrico asume que las otras personas ven, oyen y sienten exactamente lo mismo que él.
 
El egocentrismo se manifiesta en adultos como una incapacidad de entender o hacer frente a las opiniones de otras personas. El hecho de que la realidad pueda ser diferente de lo que ellos están dispuestos a aceptar puede causarles una gran tensión y ansiedad. A los egocéntricos les cuesta comunicarse y, a menudo carecen de empatía por los demás, ya que sólo pueden ver el mundo desde su punto de vista. Los adultos egocéntricos pueden ser tomados por arrogantes, pero  por lo general su comportamiento está mal entendido ya que a menudo, sufren de una baja autoestima surgida de su incapacidad de interactuar socialmente de forma eficaz. Las crianzas excesivamente permisivas y las alabanzas inapropiadas y exageradas conducen al egocentrismo en la vida adulta.

El narcisismo a menudo se desarrolla a partir egocentrismo. El Trastorno Narcisista de la Personalidad no se trata simplemente de llevar el egoísmo normal hasta un extremo, sino que es entendido como un fallo en el desarrollo del carácter.

El narcisismo, en una justa medida, tiene características positivas las cuales pueden servir de combustible para la determinación y la ambición, así como para el deseo de que los logros personales sean reconocidos y para la sensación de que la vida tiene sentido y valor. El problema se produce cuando el narcisismo se convierte en el principio fundamental de la personalidad de alguien. Su forma más extrema es el Trastorno Narcisista de la Personalidad, una condición psicológica que afecta la capacidad de una persona para establecer relaciones normales causando estragos en los que se encuentran a su alrededor.

Los narcisistas tienen habilidades y cualidades del tipo confianza, extraversión y deseo de poder, que les impulsan a roles de liderazgo, pero cuando un verdadero narcisista está al cargo, constantemente quiere la admiración de los demás y la atención tiene que estar siempre centrada en él. No hay espacio para otros en el centro de atención. Los narcisistas no tienden realizar bien tareas de asesoramiento, ya que muy rara vez aceptan la responsabilidad y suelen culpar a otros por sus dificultades. Por otro lado son muy dados a la abnegación.

La empatía, la capacidad comprender cómo se siente otra persona, es un atributo humano fundamental, parte de lo que nos convierte en una especie social. La enorme falta de empatía es algo característico en los narcisistas. La vergüenza, esa sensación dolorosa de que uno ha actuado de un modo inaceptable, es otra emoción necesaria de la cual carecen, en gran parte, las personas con Trastorno Narcisista de la Personalidad.

En lugar de tratar de cambiar a una persona narcisista, la aceptación es clave para la convivencia. Mientras vean beneficios en una situación, será más probable que cooperen. Mantenerse independiente y ser asertivo es de gran ayuda para sobrellevar cualquier relación con una persona narcisista. Es bueno recordar que los narcisistas son personas emocionalmente no saludables que no han logrado desarrollar de forma madura un conjunto de emociones. También vale la pena no tomar personalmente lo que dicen así como mantener la propia perspectiva en las relaciones con ellos ya que tienden a ser manipuladores.

¿Qué es el ciberacoso?

Aunque todavía es un tema relativamente nuevo, ya existe una considerable cantidad de literatura científica referente al acoso cibernético. Ésta proporciona información sobre los factores de riesgo, las tendencias, los perfiles de la víctima y del agresor, y las posibles herramientas de prevención y gestión. Una definición clara y sencilla es una buena forma de empezar: el acoso cibernético se refiere al uso de las nuevas tecnologías digitales con el propósito de infligir daño a los demás. La plataforma de acoso cibernético más estudiada es Internet, pero los mensajes de texto y los dispositivos móviles son cada vez más populares. Aunque el acoso cibernético no existiría sin las tecnologías relacionadas con Internet, no se trata sólo de que muchas personas se conecten a Internet lo que está causando que se extienda dicho problema; es también la forma en que están conectadas. El vertiginoso crecimiento de las redes sociales y el acceso íntimo que éstas dan a todo tipo de "amigos" en términos generales, junto con las características propias de la comunicación online, hacen que un matón o un acosador se sienta como en un paraíso contribuyendo a hacer del ciberacoso un grave problema de salud pública. 

La prevalencia exacta de acoso cibernético es desconocida, pero la mayoría de los estudios muestran tasas de victimización que varían entre el 20 y el 40 por ciento. Las mujeres tienen más probabilidades de ser las víctimas. Los datos también sugieren que gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, especialmente adolescentes y jóvenes, son atacados más comúnmente. Los autores del daño, tienden a ser varones. Aunque el acoso cibernético por lo general se discute como un problema de la infancia y de la adolescencia, los adultos también sufren acoso electrónico. Existen varias formas características, algunas incluso han sido apodadas como "flaming" (difusión de mensajes ofensivos), "outing" (difusión de información personal embarazosa) y "trolling" (publicar contenido para desencadenar reacciones embarazosas). 

El ciberacoso o cyberbullying se asocia frecuentemente con la angustia psicológica. Las cibervíctimas tienden a tener mayores tasas de depresión, ansiedad e insomnio, mientras que los acosadores cibernéticos son más propensos a tener problemas de comportamiento y de agresividad, hiperactividad y consumo de sustancias. Una preocupación importante es el aumento del riesgo de suicidio, considerado más elevado que en el acoso tradicional. El perfil de matón-víctima es el de individuos que son atacados y éstos hacen una transición hasta convertirse en acosadores cibernéticos o viceversa, a éstos les acompañan más síntomas y más problemas de comportamiento que aquellos que son sólo víctimas o sólo matones.

No existen directrices establecidas sobre cómo prevenir o manejar el acoso cibernético. La evaluación cuidadosa por parte de un profesional de la salud y el tratamiento de los diferentes síntomas que ocurren simultáneamente son aspectos cruciales, especialmente en lo referente a las tendencias suicidas. Igualmente, los padres también necesitan ser educados en relación a este problema, cómo hablar con sus hijos, cómo trabajar con las escuelas o los padres de los acosadores cibernéticos, e incluso cuándo llamar a la policía. Hasta la fecha la legislación también es importante: las leyes no protegen a las víctimas cibernéticas en la misma medida que las víctimas del acoso tradicional, y éstas deben ponerse al día con los peligros del siglo XXI. Finalmente, destacar que las escuelas son cruciales para diagnosticar correctamente y controlar el acoso cibernético.

A medida que nuestra historia de amor y dependencia con la tecnología se intensifica, se prevé que el acoso cibernético se convierta en una preocupación aún más presente. Además de lo dicho anteriormente, la investigación y la difusión de información no sensacionalista son de mucha importancia para enfrentar adecuadamente las consecuencias esperadas.

 

Las 10 claves para educar a tus hijos

1. Haz lo que dices que vas a hacer

No pongas reglas que no puedes, o no quieres, hacer cumplir consistentemente. Mantén tus compromisos.

Es importante que los niños sepan que lo que dices es lo que quieres decir; esto genera confianza y respeto.

2. "Pilla" a los niños siendo buenos, y diles específicamente lo que te gustó

Los niños realmente quieren complacer a sus padres, y se desarrollan de forma constructiva cuando se les retroalimenta de forma positiva.

Los padres a menudo se concentran en utilizar una gran cantidad de tiempo y energía en señalar las cosas que los niños pueden mejorar. Es importante equilibrar esos mensajes con reconocimientos por las cosas que los niños ya están haciendo bien. Igual que los adultos, los niños quieren ser apreciados.

Cuando se alaba a los niños, es importante ser especifico. Así que, en vez de decir "¡Muy bien!" piensa en qué es exactamente lo que estás apreciando y díselo de forma concreta.

Por ejemplo: "Me gustó mucho la calma y la paciencia con la que te comportaste con tu hermana pequeña cuando ella estaba haciendo algo que te molestó".

3. Aprovecha el poder de las consecuencias naturales

Deja que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus acciones o elecciones, a menos que su salud o su seguridad esté en riesgo. Esto es esencial para el aprendizaje del niño.

Permitir a los niños experimentar las consecuencias naturales de sus elecciones también puede minimizar las luchas de poder, ya que no tendrás que intervenir. Así que si, por ejemplo, tu hijo quiere llevar sus sandalias de verano en un día lluvioso, considera dejar que lo haga, a menos que vivas en un lugar con una temperatura excesivamente fría.

4. Muéstrales el camino

El castigo sólo suprime el comportamiento. Asegúrate también de decirles a los niños pequeños, o de razonar con los más mayores, cuál es la conducta que deseas ver en su lugar, y luego alabarlos específicamente.

5. Cuidado con sobreproteger a tus hijos


Cometer errores y experimentar el "fracaso" y la decepción son experiencias de vida esenciales que les proporcionan a los niños la oportunidad de aprender y practicar las habilidades de afrontamiento adecuadas.

6. Practica el contacto positivo

Las investigaciones muestran consistentemente que los contáctos positivos como por ejemplo abrazos, palmaditas cariñosas o caricias son absolutamente fundamentales para el desarrollo del niño y su posterior bienestar.

Así que tómate un tiempo todos los días para dar a tus hijos un largo abrazo. Si tu hijo mayor no quiere abrazarte más, puedes darle un apretón cariñoso en el brazo o una palmadita en la espalda.

7. Haz una clara distinción entre los niños y su comportamiento

Comunícale siempre con tus palabras y acciones que le quieres sí o sí, incluso si no te gusta su comportamiento.

Cuando se porten mal, diles "No me gusta esta conducta" o "Este comportamiento no es aceptable porque ..." en lugar de "¿Qué te pasa?" o "¡Me estás haciendo volver loco!". Estas dos últimas frases usan la vergüenza y la culpa para crear el cambio, en lugar de mostrar un enfoque autoritario basado en las razones y la empatía.

Presta también atención a tu comunicación no verbal, el lenguaje corporal, el tono, etc. Estas señales no verbales son poderosas hasta el punto de poder cambiar el significado de tus palabras.

8. Evita disciplinar a los niños cuando tienen hambre o están cansados

Cuando los niños están cansados o con hambre, no se van centrar en lo que estás tratando de enseñarles. Dado que el objetivo de la disciplina es el aprendizaje, asegúrate de que tus hijos están en un estado físico y mental que les permita aprender de sus errores y tomar mejores decisiones la próxima vez.

Anota o recuerda cuál es el tema a tratar y aborda cualquier comportamiento problemático después de que hayan descansado o hayan comido, todo el mundo estará más tranquilo.

9. Enséñales las 3 P

En lugar de decirles "Puedes hacer cualquier cosa", enséñales las 3 P: práctica, paciencia y perseverancia. Estos hábitos son la piedra angular del éxito.

10. Ayuda a los niños a aprender a sentir sus sentimientos, y a elegir sus acciones

Orienta a los niños sobre cómo responder (en lugar de reaccionar). Está bien que ellos sientan lo que sienten, pero lo que no está bien es que sigan sus sentimientos y los pongan en acción, por ejemplo, dando golpes o gritando. Esta puede ser una de las habilidades más importantes que se les puede enseñar a los hijos.