Generalmente el estrés surge como respuesta ante un determinado estilo de vida.
En muchas ocasiones pasamos
muchas horas trabajando, lo cual hace que se tenga la sensación de que no hay
espacio para el ocio y las relaciones interpersonales. Sin embargo esto es incierto, sí tenemos días de descanso laboral y horas de ocio al finalizar la jornada de trabajo. Lo que sucede es que llenamos el día de
tareas “que tenemos que hacer” y no damos mucha importancia al hecho de que el ocio es para
disfrutarlo y no para llenarlo de obligaciones adicionales.
La sociedad en la que vivimos nos enseña continuamente a ser competitivos y a hacer todas las cosas con mucha prisa, y la realidad es que el genoma humano no está preparado para afrontar el elevadísimo nivel de alerta que produce el estar sometidos a esa inmediatez con la que se supone, equivocadamente, que se vive mejor. Esto causa que no disfrutemos de las actividades porque no son tranquilas ni agradables, sino una continua competición por ser “el mejor”.
Aprender a gestionar el estrés es algo clave.
A continuación te muestro unos sencillos consejos para reducir el estrés:
- Aprende a ser consciente de tus reacciones frente al estrés, reconócelas y tómalas como un aviso.
- Averigua cuáles son las causas inmediatas de tu estrés. ¿Trabajo, familia, dinero? Puede que te estés exigiendo demasiado.
- Ten en cuenta que tal vez te estás estresando por cosas que en el fondo no son especialmente importantes y se olvidan pronto. No te dejes "acelerar"
por pequeñas preocupaciones. Sólo son eso, son preocupaciones, no catástrofes. Relativiza.
- No te atormentes demasiado por los "y si...". En muchísimos casos, existe una excesiva preocupación por situaciones que nunca llegan a suceder.
- No dediques mucho tiempo ni atención a cosas que definitivamente no tienen remedio. Respira profundo,
pon en práctica algún ejercicio para controlar la respiración, esto puede resultar muy eficaz.
- Compensa las diferentes facetas de tu vida. Por ejemplo, si lo estás pasando mal en el trabajo, busca apoyo en la familia; y recurre al trabajo si lo que está fallando es la vida familiar.
- Da y acepta apoyo social. Comparte las cargas.
- Abarca sólo hasta donde realmente puedas. Sé realista y evita exigirte más de lo que eres capaz de dar.
- Haz ejercicio físico para liberar la energía acumulada por el estrés. Evita el tabaco y los licores. Mantente en forma.
- Cambia lo que puedas cambiar. Acepta lo que no puedes cambiar, e intenta compensar la situación si relamente existe algún motivo especialmente serio o duradero.
- No
permitas que el ritmo y el esfuerzo laboral sigan después de haber finalizado
tus obligaciones.
- Vive de forma pausada y con mucha positividad.
Propiedades del kiwi: una de las frutas más nutritivas
El kiwi posee mochos beneficios para el organismo.
En primer lugar, cabe destacar su alto aporte de vitamina C. Es una de las frutas que más vitamina C aporta, necesaria para proteger las células del organismo, ya que se trata de un potente antioxidante necesario para contrarrestar los efectos que los radicales libres tienen en el organismo. Esto contribuye a reducir el riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, las degenerativas e incluso el cáncer. La vitamina C también es necesaria para la producción de colágeno necesario para mantener los tejidos corporales jóvenes durante más tiempo.
La fibra es otro de los beneficios que aporta el kiwi. Es una fruta rica en fibra, ya que la ingerimos con las semillas que actúan como depurativas del intestino, ya que arrastran las sustancias de desecho a lo largo de toda la digestión, haciendo que eliminemos así los restos perjudiciales para el organismo. Además de preventir el estreñímiento también previene enfermedades intestinales como el cáncer de colon.
El kiwi es ideal para que el organismo asimile las proteínas y no sume calorías.
A todo esto hay que añadir que contiene una enzima, la actidina que posee una clara función en la síntesis proteica del organismo. Particularmente se encarga de ayudar al organismo a la hora de asimilar mejor las proteínas y discernir entre los diferentes aminoácidos que las componen. Esto contribuirá a que el organismo pueda recibir la dosis diaria de la manera más adecuada posible.
No hay que olvidar que además el kiwi es una fruta muy baja en calorías, por lo que puede ser un aperitivo o tentempié ideal para tomar entre comidas, así además de nutrirnos nos aportará pocas calorías y al contener fructosa no elevará el índice glucémico, sino que ayudará a mantenerlo a lo largo de todo el día.
La fruta es uno de los alimentos necesarios para mantener una buena salud en el día a día. Es importante consumir aproximadamente cinco raciones de frutas y verdura por día, y sin duda, vale la pena incorporar el kiwi en la dieta diaria, especialmente como una parte del desayuno.
En primer lugar, cabe destacar su alto aporte de vitamina C. Es una de las frutas que más vitamina C aporta, necesaria para proteger las células del organismo, ya que se trata de un potente antioxidante necesario para contrarrestar los efectos que los radicales libres tienen en el organismo. Esto contribuye a reducir el riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, las degenerativas e incluso el cáncer. La vitamina C también es necesaria para la producción de colágeno necesario para mantener los tejidos corporales jóvenes durante más tiempo.
La fibra es otro de los beneficios que aporta el kiwi. Es una fruta rica en fibra, ya que la ingerimos con las semillas que actúan como depurativas del intestino, ya que arrastran las sustancias de desecho a lo largo de toda la digestión, haciendo que eliminemos así los restos perjudiciales para el organismo. Además de preventir el estreñímiento también previene enfermedades intestinales como el cáncer de colon.
El kiwi es ideal para que el organismo asimile las proteínas y no sume calorías.
A todo esto hay que añadir que contiene una enzima, la actidina que posee una clara función en la síntesis proteica del organismo. Particularmente se encarga de ayudar al organismo a la hora de asimilar mejor las proteínas y discernir entre los diferentes aminoácidos que las componen. Esto contribuirá a que el organismo pueda recibir la dosis diaria de la manera más adecuada posible.
No hay que olvidar que además el kiwi es una fruta muy baja en calorías, por lo que puede ser un aperitivo o tentempié ideal para tomar entre comidas, así además de nutrirnos nos aportará pocas calorías y al contener fructosa no elevará el índice glucémico, sino que ayudará a mantenerlo a lo largo de todo el día.
La fruta es uno de los alimentos necesarios para mantener una buena salud en el día a día. Es importante consumir aproximadamente cinco raciones de frutas y verdura por día, y sin duda, vale la pena incorporar el kiwi en la dieta diaria, especialmente como una parte del desayuno.
Los beneficios de beber agua
Estos son los beneficios de beber agua con frecuencia:
- Pierdes peso, si lo necesitas: el agua es una
herramienta fundamental para perder peso, sobre todo porque sustituye al
alcohol, refrescos y zumos envasados, que contienen mucho azúcar y
calorías. Además, quita o reduce el hambre, ya que
muchas veces crees que tienes hambre y en realidad, es que tienes sed.
El agua no tiene grasas, ni calorías, ni carbohidratos, ni azúcar. Si
bebes con regularidad estás favoreciendo tu dieta para perder peso.
- Aumenta tu energía: si no bebes suficiente agua,
estás deshidratado y la deshidratación te quita energía y provoca que te
sientas cansado. Recuerda, que si estás sediento, ya estás deshidratado
y esto significa que te sentirás agotado, débil, mareado y con algún
otro síntoma de falta de hidratación. Sobre todo si estás en el trabajo, no olvides ir bebiendo.
- Salud para tu corazón: si bebes agua regularmente y
en cantidad suficiente estás reduciendo el riesgo de sufrir un ataque al
corazón. Para las personas que tengan problemas de este tipo, el beber
agua será un método de prevención fácil y accesible.
- Olvídate de los dolores de cabeza: otro síntoma de
deshidratación son los dolores de cabeza. Muchas veces, cuando te duele
la cabeza es probable que sea porque no has bebido suficiente agua,
aunque por supuesto, hay muchas otras causas para el dolor de cabeza.
- Mejora tu forma física: la deshidratación puede
reducir tu capacidad para hacer ejercicio. Bebe agua, antes, durante y
después del ejercicio y mejorará tu actividad deportiva.
- Mejora tu digestión y el estreñimiento: tu sistema
digestivo necesita una buena cantidad de agua para hacer la digestión de
forma adecuada. Con frecuencia, beber agua soluciona los problemas de acidez estomacal y el agua junto con la fibra puede curar el estreñimiento, que con frecuencia, también es consecuencia de la deshidratación. En profesiones sedentarias, éste es un punto a tener en cuenta.
- Reduce el riesgo de cáncer: se ha detectado, que en
relación al sistema digestivo, beber la cantidad de agua adecuada puede
reducir el riesgo de cáncer de colon en un 45%, el de vejiga en un 50% y posiblemente también el de pecho.
- Te proporciona una piel sana y joven: en tan sólo una semana notarás que tu piel está más radiante y tersa.
La importancia de la risa y la sonrisa
Seguro que si ahora mismo sencillamente estiras la comisura de los labios y tratas de sonreír, aunque no tengas ganas, te sentirás un poco mejor. La risa tiene un enorme poder sobre el estado de ánimo y la felicidad, cada vez que ríes tu cerebro interpreta o experimenta algo así como "todo está bien". A mucha gente se le ilumina la cara y su expresión cambia completamente
cuando esbozan una sonrisa y muestran su lado más amable y simpático.
Empezar y terminar el día con una sonrisa mejora el estado anímico. Cuando sonrías a los demás hazlo de forma sincera, como un gesto de cortesía. Se trata de que con tu sonrisa trasmitas algo así como: "me siento bien, veo la vida de forma positiva". Si después de respirar profundamente varias veces, pruebas de sonreír aunque sea de forma forzada durante unos minutos, verás que la química que genera tu cuerpo te hace sentir mucho mejor.
La sonrisa es una señal social que tiene un gran valor. Si lo haces con sinceridad y como muestra de agradecimiento en tus relaciones personales, contribuirás a desenlazar una cadena de actitudes positivas. Haz la prueba, sonríe en el momento adecuado y te devolverán la sonrisa al mismo tiempo que se empezará a crear un clima más positivo y ameno. En tu día a día, no te limites a decir "gracias" como quien tira algo a la papelera. Di "gracias" y sonríe de forma amable y abierta, tu imagen cambiará para mejor a los ojos de las personas que te rodean.
Antes de discutir sobre algún problema, por ejemplo de trabajo con un compañero, tómate unos segundos y trata de sonreír, pregunta por algún tema de su interés, recuérdale algún momento entrañable que hayáis vivido juntos, busca motivos para sonreír, seguro que los tienes.
Reír con más frecuencia te servirá para:
- Levantar el ánimo.
- Liberar el temor y la angustia.
- Disminuir el insomnio y reducir el estrés y el riesgo de enfermedades.
- Experimentar un efecto placentero debido a que al reír se liberan endorfinas.
- Crear un ambiente familiar mucho más feliz.
- Mejorar las relaciones sociales y laborales.
- Mostrar tu mejor tarjeta de presentación: tu certificado ante los demás de equilibrio personal, felicidad y bienestar.
- Contribuir a equilibrar tu pensamiento con un poco de humor sano.
Comparte generosamente algo que no cuesta nada: la alegría de vivir cada día y de estar vivo. Mejorarán tus relaciones sociales y te servirá también para evitar de la tentación de criticar o de caer en la negatividad. Márcate el siguiente objetivo: reír, reír y reír... Pruébalo y verás como te sentirás mejor y serás más feliz.
Empezar y terminar el día con una sonrisa mejora el estado anímico. Cuando sonrías a los demás hazlo de forma sincera, como un gesto de cortesía. Se trata de que con tu sonrisa trasmitas algo así como: "me siento bien, veo la vida de forma positiva". Si después de respirar profundamente varias veces, pruebas de sonreír aunque sea de forma forzada durante unos minutos, verás que la química que genera tu cuerpo te hace sentir mucho mejor.
La sonrisa es una señal social que tiene un gran valor. Si lo haces con sinceridad y como muestra de agradecimiento en tus relaciones personales, contribuirás a desenlazar una cadena de actitudes positivas. Haz la prueba, sonríe en el momento adecuado y te devolverán la sonrisa al mismo tiempo que se empezará a crear un clima más positivo y ameno. En tu día a día, no te limites a decir "gracias" como quien tira algo a la papelera. Di "gracias" y sonríe de forma amable y abierta, tu imagen cambiará para mejor a los ojos de las personas que te rodean.
Antes de discutir sobre algún problema, por ejemplo de trabajo con un compañero, tómate unos segundos y trata de sonreír, pregunta por algún tema de su interés, recuérdale algún momento entrañable que hayáis vivido juntos, busca motivos para sonreír, seguro que los tienes.
Reír con más frecuencia te servirá para:
- Levantar el ánimo.
- Liberar el temor y la angustia.
- Disminuir el insomnio y reducir el estrés y el riesgo de enfermedades.
- Experimentar un efecto placentero debido a que al reír se liberan endorfinas.
- Crear un ambiente familiar mucho más feliz.
- Mejorar las relaciones sociales y laborales.
- Mostrar tu mejor tarjeta de presentación: tu certificado ante los demás de equilibrio personal, felicidad y bienestar.
- Contribuir a equilibrar tu pensamiento con un poco de humor sano.
Comparte generosamente algo que no cuesta nada: la alegría de vivir cada día y de estar vivo. Mejorarán tus relaciones sociales y te servirá también para evitar de la tentación de criticar o de caer en la negatividad. Márcate el siguiente objetivo: reír, reír y reír... Pruébalo y verás como te sentirás mejor y serás más feliz.
La depresión
¿Tristeza o depresión?
La depresión suele afectar a muchas personas durante el transcurso de su vida. Hay algunos momentos en que se puede ser más vulnerable a ella, como pasar por el proceso de duelo por la pérdida de un ser querido, tener problemas económicos o laborales, la ruptura de una relación de pareja, etc.
- Estado de ánimo depresivo, se pasa la mayor parte del día abatido, casi cada día. En niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades durante la mayor parte del día.
- Pérdida o aumento del apetito y del peso sin hacer régimen.
- Trastornos del sueño: insomnio o hipersomnia.
- Agitación o enlentecimiento psicomotores.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, indecisión.
- Pensamientos recurrentes de muerte, tentativas, ideas o planes de suicidio.
La depresión suele afectar a muchas personas durante el transcurso de su vida. Hay algunos momentos en que se puede ser más vulnerable a ella, como pasar por el proceso de duelo por la pérdida de un ser querido, tener problemas económicos o laborales, la ruptura de una relación de pareja, etc.
Muchas veces se confunde la depresión con la tristeza
y, pese a que podría parecer que están estrechamente ligadas, la
realidad es que el hecho de que una persona sienta una intensa tristeza
no implica necesariamente que por ello esté padeciendo una depresión. Del mismo modo, se ha tendido a usar con frecuencia el término “estoy
deprimido/a” cuando se hace referencia a "estar de bajón”, a pasar un día en el
que no apetece hacer casi nada o en el que la tristeza y la apatía se apoderan del control.
Se podría describir la depresión como un trastorno del estado de ánimo,
que se manifiesta con sentimientos de abatimiento, infelicidad, culpabilidad e incapacidad de disfrutar de las cosas de la vida cotidiana, dicho trastorno
puede ser pasajero o permanente.
Mucha gente habla de depresión, incluso muchas personas creen tenerla, esto puede que tenga algo que ver con el hecho de que hoy en día la depresión se sobrediagnostica, o se diagnostica mal, llegando a tratarla en personas que solamente están tristes o sencillamente atraviesan un momento delicado en su vida. Tener algún pequeño sentimiento depresivo en algún momento de la vida es incluso normal, pero una depresión mayor es algo más que eso, es una condición seria que debe ser tratada porque afecta en los diferentes ámbitos de la vida de la persona que la sufre, tanto en su faceta laboral como social y personal.
Mucha gente habla de depresión, incluso muchas personas creen tenerla, esto puede que tenga algo que ver con el hecho de que hoy en día la depresión se sobrediagnostica, o se diagnostica mal, llegando a tratarla en personas que solamente están tristes o sencillamente atraviesan un momento delicado en su vida. Tener algún pequeño sentimiento depresivo en algún momento de la vida es incluso normal, pero una depresión mayor es algo más que eso, es una condición seria que debe ser tratada porque afecta en los diferentes ámbitos de la vida de la persona que la sufre, tanto en su faceta laboral como social y personal.
Por lo general, la persona que sufre una depresión suele buscar ayuda psicológica debido a la insistencia de algún familiar que le hace darse cuenta de su condición.
Normalmente, en un primer lugar se acude al médico de
familia, hay que tener en cuenta que cada vez existe un mayor nivel de especialización con este tipo de enfermedad pero también es cierto que a veces pueden tender a dar
pastillas única y directamente en lugar de derivar a una atención psicológica, aunque cada vez se aprecia más el papel indispensable que posee la psicología en el prceso de recuperación de dicha enfermedad.
Los síntomas de la depresión
Hay diferentes clases de depresión según los síntomas y su duración en un periodo de tiempo. Por eso es tan
importante realizar un buen diagnóstico, no sólo para diferenciar entre depresión y tristeza sino también para poder diseñar el tratamiento más adecuado a la depresión que se padece.
Los principales síntomas de la depresión son:
- Estado de ánimo depresivo, se pasa la mayor parte del día abatido, casi cada día. En niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades durante la mayor parte del día.
- Pérdida o aumento del apetito y del peso sin hacer régimen.
- Trastornos del sueño: insomnio o hipersomnia.
- Agitación o enlentecimiento psicomotores.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, indecisión.
- Pensamientos recurrentes de muerte, tentativas, ideas o planes de suicidio.
Muchas de las personas que sufren o
que han sufrido depresión lo definen con sus propias palabras como un
momento en el que han perdido la luz de sus vidas y están sumergidos en una oscuridad
que parece que nunca llega a su fin, es como si les costara vivir, como si respirar fuera demasiado costoso para sí mismos e
incluso, en los momentos más complicados es como si se sintieran “muertos en
vida” ya que están vivos pero se sienten incapaces de experimentar alguna otra sensación más allá del dolor.
El profundo sentimiento de soledad y de vacío
en estos casos puede llegar a ser desbordante, lo que no quiere decir que verdaderamente
estén solos, pero sencillamente no pueden percibir ni sentir el aprecio y la calidez de las
personas que están a su alrededor tratando de ayudar.
Es cierto que el dolor que se vive suprime la capacidad de sentir, de experimentar placer, de tener ganas de vivir y seguir adelante
pero también es verdad que todo dolor es temporal y que SÍ se puede superar y salir de la depresión.
Mente sana, cuerpo sano: el deporte y sus beneficios
El deporte es primordial para mantener el cuerpo en forma, pero
también conlleva beneficios muy importantes para la salud mental.
Esto se debe a la segregación de endorfinas mientras se hace ejercicio, también conocidas como las hormonas de la felicidad.
Las endorfinas son neurotransmisores que conectan las neuronas del sistema nervioso y que funcionan como nexos de unión entre la mente y el cuerpo.
Concretamente, estas hormonas son transmisores de placer, euforia, felicidad e, incluso, alivio del dolor. Por lo tanto, su activación hace que mejore el estado de ánimo, que aumente la autoestima, así como rebajar la ansiedad y reducir el estrés.
La práctica de ejercicio físico es uno de los factores que logra generar altos niveles de endorfinas; eso sí, para ello, la actividad debe resultar gratificante. La explicación es que frente estímulos positivos, la capa límbica o emocional del cerebro, que es el centro de la capacidad de sentir bienestar y malestar, segrega mayor cantidad de endorfinas.
Vale la pena remarcar e insistir en los numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, que conlleva la práctica de ejercicio físico regular y por otro lado tener en cuenta los riesgos derivados del sedentarismo.
Cabe dejar claro que para conseguir obtener dichos beneficios para la salud, no se necesita realizar esfuerzos agotadores ni ser un gran deportista.
El reto que te propongo no va más lejos de realizar un mínimo de 30 minutos de actividad física de una intensidad moderada, preferiblemente todos o casi todos los días de la semana. Dicho objetivo puede ser logrado por cualquier persona. Esos 30 minutos pueden incluso distribuirse a lo largo del transcurso del día, en periodos de ejercicio físico de preferiblemente 10 minutos como mínimo, y pueden ser perfectamente actividades cotidianas como por ejemplo: caminar con cierto ritmo, subir escaleras o realizar tareas domésticas.
Estos son algunos de los muchos motivos por los que es recomendable la práctica de ejercicio físico:
- Reduce el riesgo de mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares.
- Retrasa y previene el desarrollo de hipertensión arterial así como también disminuye los valores de tensión arterial en personas hipertensas.
- Mejora el perfil lipídico en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL).
- Se acorta el riesgo de padecer diabetes no insulino dependiente.
- Disminuye la posibilidad de padecer algunos tipos de cáncer como por ejemplo de colon y de mama.
- Se consigue un mejor control del peso corporal.
- Se mantiene o incluso se mejora la fuerza y la resistencia muscular, aumentando la capacidad funcional para desarrollar la mayoría de las actividades físicas de la vida diaria.
- Ayuda a preservar la estructura y función de las articulaciones, por lo que puede ser de gran ayuda para la artrosis.
- Ayuda a conciliar el sueño y a mejorar su calidad.
- Mejora la imagen personal y la autopercepción.
- Libera tensiones y mejora el control del estrés.
- Es de gran ayuda para combatir y mejorar los síntomas relacionados con la ansiedad descontrolada y la depresión, aumenta el optimismo y el entusiasmo.
- Disminuye el riesgo de caídas en personas adultas de edad avanzada, ayuda a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas y aquellas que están relacionadas con el proceso de envejecimiento. Así pues, hay una mejora en la calidad de vida y un aumento en la capacidad de poder vivir de forma independiente.
Esto se debe a la segregación de endorfinas mientras se hace ejercicio, también conocidas como las hormonas de la felicidad.
Las endorfinas son neurotransmisores que conectan las neuronas del sistema nervioso y que funcionan como nexos de unión entre la mente y el cuerpo.
Concretamente, estas hormonas son transmisores de placer, euforia, felicidad e, incluso, alivio del dolor. Por lo tanto, su activación hace que mejore el estado de ánimo, que aumente la autoestima, así como rebajar la ansiedad y reducir el estrés.
La práctica de ejercicio físico es uno de los factores que logra generar altos niveles de endorfinas; eso sí, para ello, la actividad debe resultar gratificante. La explicación es que frente estímulos positivos, la capa límbica o emocional del cerebro, que es el centro de la capacidad de sentir bienestar y malestar, segrega mayor cantidad de endorfinas.
Vale la pena remarcar e insistir en los numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, que conlleva la práctica de ejercicio físico regular y por otro lado tener en cuenta los riesgos derivados del sedentarismo.
Cabe dejar claro que para conseguir obtener dichos beneficios para la salud, no se necesita realizar esfuerzos agotadores ni ser un gran deportista.
El reto que te propongo no va más lejos de realizar un mínimo de 30 minutos de actividad física de una intensidad moderada, preferiblemente todos o casi todos los días de la semana. Dicho objetivo puede ser logrado por cualquier persona. Esos 30 minutos pueden incluso distribuirse a lo largo del transcurso del día, en periodos de ejercicio físico de preferiblemente 10 minutos como mínimo, y pueden ser perfectamente actividades cotidianas como por ejemplo: caminar con cierto ritmo, subir escaleras o realizar tareas domésticas.
Estos son algunos de los muchos motivos por los que es recomendable la práctica de ejercicio físico:
- Reduce el riesgo de mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares.
- Retrasa y previene el desarrollo de hipertensión arterial así como también disminuye los valores de tensión arterial en personas hipertensas.
- Mejora el perfil lipídico en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL).
- Se acorta el riesgo de padecer diabetes no insulino dependiente.
- Disminuye la posibilidad de padecer algunos tipos de cáncer como por ejemplo de colon y de mama.
- Se consigue un mejor control del peso corporal.
- Se mantiene o incluso se mejora la fuerza y la resistencia muscular, aumentando la capacidad funcional para desarrollar la mayoría de las actividades físicas de la vida diaria.
- Ayuda a preservar la estructura y función de las articulaciones, por lo que puede ser de gran ayuda para la artrosis.
- Ayuda a conciliar el sueño y a mejorar su calidad.
- Mejora la imagen personal y la autopercepción.
- Libera tensiones y mejora el control del estrés.
- Es de gran ayuda para combatir y mejorar los síntomas relacionados con la ansiedad descontrolada y la depresión, aumenta el optimismo y el entusiasmo.
- Disminuye el riesgo de caídas en personas adultas de edad avanzada, ayuda a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas y aquellas que están relacionadas con el proceso de envejecimiento. Así pues, hay una mejora en la calidad de vida y un aumento en la capacidad de poder vivir de forma independiente.
Superar los miedos
Miedo al fracaso y al éxito, al amor o al
compromiso, a viajar en avión, a los perros, al cambio… Los miedos se afincan en nuestra
mente sin que lleguemos a ser conscientes y posteriormente aparecen de repente en los momentos más delicados. El miedo es necesario cuando éste sirve para proteger de un peligro, pero puede llegar a ser el peor aliado cuando incapacita, paraliza e impide que saquemos el mejor partido
de nosotros mismos.
¿Cuál es su origen?
Sería bastante reazonable que cualquier persona puediera tener miedo al fracaso en el amor tras haber sufrido un desengaño o que le asusten los perros desde que alguno le mordiese; sin embargo, la gran mayoría de los miedos no se adquieren así, sino que muchas veces nos los trasmiten nuestros padres o los adquirimos a su lado ya en la infancia.
Es muy frecuente el miedo al amor en personas que han visto y vivido malos tratos entre sus padres así como fracaso, lo mismo puede suceder si tienes miedo a los perros o las alturas, tal vez simplemente porque tu madre lo tenía. En cualquier caso lo más importante sin duda es aprender a vencerlos y superarlos, aunque los más fuertes son los adquiridos en la infancia, debido a la dificultad de identificar los motivos y la manera en que se adquirieron.
Tener miedo es normal, pero si eres capaz de controlarlo y aprendes a superar los miedos, saldrás ganando. Hay que vencer terreno, partiendo de lo más sencillo y construyendo la seguridad personal. Si tienes miedo al fracaso en el amor permite que crezca la confianza empezando por la amistad. En dosis controladas, podrás ir superándolo.
¿Cuál es su origen?
Sería bastante reazonable que cualquier persona puediera tener miedo al fracaso en el amor tras haber sufrido un desengaño o que le asusten los perros desde que alguno le mordiese; sin embargo, la gran mayoría de los miedos no se adquieren así, sino que muchas veces nos los trasmiten nuestros padres o los adquirimos a su lado ya en la infancia.
Es muy frecuente el miedo al amor en personas que han visto y vivido malos tratos entre sus padres así como fracaso, lo mismo puede suceder si tienes miedo a los perros o las alturas, tal vez simplemente porque tu madre lo tenía. En cualquier caso lo más importante sin duda es aprender a vencerlos y superarlos, aunque los más fuertes son los adquiridos en la infancia, debido a la dificultad de identificar los motivos y la manera en que se adquirieron.
Tener miedo es normal, pero si eres capaz de controlarlo y aprendes a superar los miedos, saldrás ganando. Hay que vencer terreno, partiendo de lo más sencillo y construyendo la seguridad personal. Si tienes miedo al fracaso en el amor permite que crezca la confianza empezando por la amistad. En dosis controladas, podrás ir superándolo.
Cómo superar el síndrome postvacacional
El periodo de vacaciones es uno de los más esperados. Deseamos hacer aquellas actividades que no concretamos durante el año. Pensamos: “Quiero dormir un poco más, hacer deporte, hacer ejercicio, salir con los amigos, conocer sitios nuevos, compartir el tiempo con la familia, las amistades o con la pareja”. Queremos hacer cosas que nos hagan salir de la rutina y poder, de esta manera, recargar energías para poder afrontar las actividades cotidianas del año.
El síndrome postvacacional, ha sido descrito como un conjunto de síntomas que se dan al regreso de las vacaciones, al volver al trabajo o al retomar los estudios. Entre estos síntomas se encuentran generalmente debilidad generalizada, somnolencia, desmotivación, desidia y hastío, dificultades para concentrarse, para organizarse y tomar decisiones, irritabilidad, tristeza y, en algunos casos, insomnio.
El conocido síndrome postvacacional, más que considerarse una patología, es más bien una respuesta normal del ser humano a un cambio en las rutinas y, probablemente, no es más que un resultado y un síntoma del estilo de vida actual, basado en la competitividad, el afán de éxito, el consumo excesivo y la búsqueda permanente del placer.
Durante el tiempo de vacaciones nos liberamos de los horarios y las faenas propias del trabajo, el colegio, la casa, la universidad o el instituto. Nos despertamos y dormimos en horarios más libres y amplios, realizamos actividades diferentes y más placenteras, nos desconectamos de las responsabilidades propias de nuestra actividad y nos centramos únicamente en disfrutar. Es por eso que volver a la rutina del resto del año puede parecer incómodo, difícil, e incluso algo desagradable. Sin embargo, los síntomas descritos anteriormente son sólo parte de un período de adaptación, pues claramente hay una resistencia normal a volver a la rutina.
Hay que tener en cuenta que, cuando se trata de un rechazo demasiado acentuado a volver a la rutina, es necesario cuestionar el estilo de vida que estamos llevando. En ese caso, probablemente debemos replantear si lo que estamos haciendo nos gusta, si preferiríamos estar en otro lugar o realizando otras tareas y comenzar a ver las posibilidades de cambiarnos de empleo o modificar nuestra actitud.
Estos síntomas por si mismos difícilmente llevan a las personas a desarrollar una depresión. Para que esto ocurra, debe haber una vulnerabilidad ya existente con anteriorioridad que tenga relación con temas personales y probablemente laborales.
Es conveniente remarcar que el trabajo y el estudio también deben ser fuente de satisfacción, y por consiguiente, no resulta sano que pasemos la mitad del año pensando en ir de vacaciones y la otra mitad quejándonos porque se terminaron. Esto nos lleva a vivir con nuestros pensamientos adheridos al pasado u orientados hacia el futuro, dejando de tener conciencia y disfrutar del momento presente, que es, en definitiva, el único momento en el que realmente se vive.
El reto es hacer de nuestro día a día un disfrute. Comenzar a poner atención en aquellos hábitos o rutinas que están siendo poco sanas o desagradables e intentar cambiarlas o compensarlas a través de cosas que por sencillas que parezcan, pueden añadir más bienestar a nuestra vida diaria. Como por ejemplo, caminar hacia o desde el trabajo por un lugar bonito, descansar entre tareas tomando una infusión, por ejemplo un té verde, escuchar música que nos relaje, practicar deporte o algún tipo de actividad física todos los días, poner especial atención en conseguir descansar correctamente por las noches o simplemente cerrando por un instante los ojos y concentrándonos en respirar. También es bueno estirar el cuerpo cada cierto tiempo, charlar un rato con alguna persona en el trabajo cuya compañía sea amena, ponernos metas interesantes, planear cosas nuevas para el período que se inicia, etc.
La clave de cómo superar el síndrome postvacacional es hacer que la adaptación a la rutina sea paulatina y volver a habituarnos nuevamente a los ritmos de sueño y comida.
Otra decisión conveniente puede ser mantener ciertas actividades o aficiones que se hayan iniciado durante las vacaciones y que sea posible realizar también durante el año. Es bueno, además, planificar actividades divertidas, que se encuentren dentro de nuestras posibilidades para los fines de semana.
En el trabajo y en el lugar de estudio es útil mantener una actitud positiva, recordando por qué lo estamos haciendo y para qué sirve lo que hacemos. Recuerda que cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos puede resultar una gran ayuda. También es importante tener conciencia de que si estamos en el lugar que nos encontramos y realizamos tal o cual ocupación es porque, por una razón u otra lo hemos elegido así. No es correcto ni saludable pensar en que “es lo que me ha tocado” o “no tengo otra opción”, ya que siempre hay alternativas. De esta manera nos estamos responsabilizando por nuestras decisiones y dejamos de quejarnos del destino o la mala suerte, asumiendo el control de nuestras vidas y viéndonos de un modo más positivo y esperanzador para en definitiva, conseguir ser felices.
El síndrome postvacacional, ha sido descrito como un conjunto de síntomas que se dan al regreso de las vacaciones, al volver al trabajo o al retomar los estudios. Entre estos síntomas se encuentran generalmente debilidad generalizada, somnolencia, desmotivación, desidia y hastío, dificultades para concentrarse, para organizarse y tomar decisiones, irritabilidad, tristeza y, en algunos casos, insomnio.
El conocido síndrome postvacacional, más que considerarse una patología, es más bien una respuesta normal del ser humano a un cambio en las rutinas y, probablemente, no es más que un resultado y un síntoma del estilo de vida actual, basado en la competitividad, el afán de éxito, el consumo excesivo y la búsqueda permanente del placer.
Durante el tiempo de vacaciones nos liberamos de los horarios y las faenas propias del trabajo, el colegio, la casa, la universidad o el instituto. Nos despertamos y dormimos en horarios más libres y amplios, realizamos actividades diferentes y más placenteras, nos desconectamos de las responsabilidades propias de nuestra actividad y nos centramos únicamente en disfrutar. Es por eso que volver a la rutina del resto del año puede parecer incómodo, difícil, e incluso algo desagradable. Sin embargo, los síntomas descritos anteriormente son sólo parte de un período de adaptación, pues claramente hay una resistencia normal a volver a la rutina.
Hay que tener en cuenta que, cuando se trata de un rechazo demasiado acentuado a volver a la rutina, es necesario cuestionar el estilo de vida que estamos llevando. En ese caso, probablemente debemos replantear si lo que estamos haciendo nos gusta, si preferiríamos estar en otro lugar o realizando otras tareas y comenzar a ver las posibilidades de cambiarnos de empleo o modificar nuestra actitud.
Estos síntomas por si mismos difícilmente llevan a las personas a desarrollar una depresión. Para que esto ocurra, debe haber una vulnerabilidad ya existente con anteriorioridad que tenga relación con temas personales y probablemente laborales.
Es conveniente remarcar que el trabajo y el estudio también deben ser fuente de satisfacción, y por consiguiente, no resulta sano que pasemos la mitad del año pensando en ir de vacaciones y la otra mitad quejándonos porque se terminaron. Esto nos lleva a vivir con nuestros pensamientos adheridos al pasado u orientados hacia el futuro, dejando de tener conciencia y disfrutar del momento presente, que es, en definitiva, el único momento en el que realmente se vive.
El reto es hacer de nuestro día a día un disfrute. Comenzar a poner atención en aquellos hábitos o rutinas que están siendo poco sanas o desagradables e intentar cambiarlas o compensarlas a través de cosas que por sencillas que parezcan, pueden añadir más bienestar a nuestra vida diaria. Como por ejemplo, caminar hacia o desde el trabajo por un lugar bonito, descansar entre tareas tomando una infusión, por ejemplo un té verde, escuchar música que nos relaje, practicar deporte o algún tipo de actividad física todos los días, poner especial atención en conseguir descansar correctamente por las noches o simplemente cerrando por un instante los ojos y concentrándonos en respirar. También es bueno estirar el cuerpo cada cierto tiempo, charlar un rato con alguna persona en el trabajo cuya compañía sea amena, ponernos metas interesantes, planear cosas nuevas para el período que se inicia, etc.
La clave de cómo superar el síndrome postvacacional es hacer que la adaptación a la rutina sea paulatina y volver a habituarnos nuevamente a los ritmos de sueño y comida.
Otra decisión conveniente puede ser mantener ciertas actividades o aficiones que se hayan iniciado durante las vacaciones y que sea posible realizar también durante el año. Es bueno, además, planificar actividades divertidas, que se encuentren dentro de nuestras posibilidades para los fines de semana.
En el trabajo y en el lugar de estudio es útil mantener una actitud positiva, recordando por qué lo estamos haciendo y para qué sirve lo que hacemos. Recuerda que cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos puede resultar una gran ayuda. También es importante tener conciencia de que si estamos en el lugar que nos encontramos y realizamos tal o cual ocupación es porque, por una razón u otra lo hemos elegido así. No es correcto ni saludable pensar en que “es lo que me ha tocado” o “no tengo otra opción”, ya que siempre hay alternativas. De esta manera nos estamos responsabilizando por nuestras decisiones y dejamos de quejarnos del destino o la mala suerte, asumiendo el control de nuestras vidas y viéndonos de un modo más positivo y esperanzador para en definitiva, conseguir ser felices.
Consejos para ser feliz
Ser feliz es un hábito que hay que ejercitar a diario hasta convertirlo en un estado mental.
A continuación dispones de una serie de consejos para ser feliz, sin duda ayudarán a que tu satisfacción y tu calidad de vida aumenten, eso sí, hay que tenerlos muy presentes y sobretodo aprender a ponerlos en práctica todos los días:
- Haz todo lo posible para cambiar la valoración de las cosas. Mira siempre el lado positivo. La mente te puede traicionar y llevarte a pensar en
la negatividad y las dificultades. No dejes que eso ocurra. Mira el lado bueno y el
aprendizaje de cada situación, por difícil e inconcebible que parezca de todas las situaciones
aprendemos lecciones y cuanto más duras son, más marcada nos queda la lección, por lo tanto agradece esa oportunidad de vivir y aprovecha dicho aprendizaje. Si no es así, cuando se te presenten situaciones incómodas y difíciles,
perderás el rumbo hacia tu felicidad.
- Existen soluciones, no problemas. Cuando se piensa en problemas uno se queda bloqueado, abstraido y sin saber qué hay que hacer. Lo mejor es darse un respiro, relajarse y pensar que absolutamente todo en la vida tiene solución y existe por algun motivo. No son problemas son desafios que se te han presentado porque dentro de ti está el potencial para superarlos y seguir adelante. No todo el mundo tiene los mismos “retos” porque cada persona tiene sus diferentes cosas que superar.
- Escucha música relajante que te haga sentir bien. Esto es un gran alimento para nutrir tus sentidos. Haz click aquí para ir a mi canal de YouTube donde puedes encontrar música de relajación para favorecer el equilibrio interior.
- Mira programas o películas divertidas, que te hagan reír. Llévate a ti mismo a un estado de alegría, diversión y buen rollo.
- Todos los días, dedica un poquito de tiempo a leer unas cuantas páginas de algún libro que te inspire o un artículo que llame tu curiosidad. Alimenta tu mente.
- Mima tus pensamientos. Cada vez que te sorprendas pensando en cosas negativas, comienza a pensar en cosas que te resulten agradables. Simplemente si te vienen esos pensamientos acéptalos déjalos pasar pero inmediatamente piensa en cosas agradables, no dejes que en tu mente se afinquen pensamientos negativos, en su lugar llena ese espacio inmediatamente con pensamientos positivos.
- Ten en cuenta lo que has logrado en lugar centrarte en lo que te falta. Algunas veces, puedes comenzar tu día con el deseo de alcanzar varios objetivos. Al final del día puede ser que te sientas frustrado e infeliz, porque no has conseguido hacer todo lo que has planeado. Valora lo que has logrado, no te focalices en lo que te falta. Puede ser que hayas logrado muchas cosas durante el día, y sin embargo por faltarte algunos pequeños detalles o algunas tareas que dejaste de hacer puedes decaer y no ver todo lo bueno que has edificado. Eso es muy injusto hacia ti mismo. Sé tolerante contigo mismo, siéntete feliz por lo que has hecho y piensa que dispones de mucho más tiempo por delante y que lo que te faltó por hacer tal vez fue debido a que no era el momento adecuado.
- Todos los días haz alguna cosa buena que realmente disfrutes. Date un gusto. Puede ser alguna cosa pequeña: cómprate un libro, come algo saludable que te guste, disfruta de tu programa favorito de televisión, ve a ver una película al cine, o sencillamente ve a dar un paseo por la playa. La finalidad principal de nuestra vida es ser felices y dicha felicidad se vuelve un hábito constante fruto de la suma de pequeñas cosas, así que disfruta, recuerda que tienes derecho a ello.
- Aliméntate bien, mantén una dieta equilibrada y saludable. Haz las cinco comidas diarias, bebe aproximadamente dos litros de agua al día, toma dos o tres tazas de té verde todos los días, cuida tu cuerpo.
- Cada día haz al menos un acto que tenga como finalidad hacer felices a los demás. Bien sea una palabra amable, ayudar a alguien de tu entorno, ceder el paso en un cruce para dejar paso a alguien cuando vas conduciendo, ofrecer tu asiento del autobús a otra persona, o hacer un pequeño regalo a un ser querido. Hay muchísimas posibilidades. Cuando se hace feliz a alguien tú también eres feliz y al mismo timpo se propaga ese sentimiento positivo, y entonces también las demás personas tratarán de hacerte feliz a ti.
- Agradece todo lo que tienes, todos los días. Valora tus virtudes y ventajas todos los días. Te darás cuenta de que es más lo que tienes que lo que te hace falta. Y a lo mejor, analizando estos aspectos positivos sobre ti mismo, descubres que lo que piensas que te falta puede ser simplemente un capricho y que en realidad estás completo.
- No tengas envidia de las personas que son felices. En su lugar, sé feliz por ti mismo, es una elección y tienes el derecho a aprovecharla. Algunas veces las personas aburridas e infelices hacen daño a los demás. Es la responsabilidad de uno mismo mantenerse feliz internamente para así poder reflejarlo al exterior y conseguir un ambiente positivo de amabilidad y buen humor.
- Asegurate de descansar bien por las noches. Dormir bien es algo muy importante, tu cuerpo y tu mente necesitan descansar, es algo prioritario.
- Haz lo posible para conservar tu equilibrio cuando las cosas no vayan según lo previsto. Encontrarse a uno mismo y aceptar que constantemente se siguen aprendiendo cosas de todo lo que se presenta en la vida, te ayudará a mantener la calma y tener bajo control tus estados de ánimo y tus reacciones. Hay que aceptar lo bueno y lo malo, permanecer en equilibrio. Esto tiene que ver con el equilibrio interior, la paz interior es un buen conductor de la felicidad.
- Haz ejercicio físico todos los días. Si no eres capaz de vencer a tus excusas para hacer deporte, al menos realiza algún tipo de actividad como por ejemplo caminar un mínimo de media hora al día.
- Rodéate de gente feliz y prueba de aprender de ellos para lograr ser más feliz. Ten en cuenta que la felicidad es contagiosa.
- Sonríe más a menudo.
A continuación dispones de una serie de consejos para ser feliz, sin duda ayudarán a que tu satisfacción y tu calidad de vida aumenten, eso sí, hay que tenerlos muy presentes y sobretodo aprender a ponerlos en práctica todos los días:
- Existen soluciones, no problemas. Cuando se piensa en problemas uno se queda bloqueado, abstraido y sin saber qué hay que hacer. Lo mejor es darse un respiro, relajarse y pensar que absolutamente todo en la vida tiene solución y existe por algun motivo. No son problemas son desafios que se te han presentado porque dentro de ti está el potencial para superarlos y seguir adelante. No todo el mundo tiene los mismos “retos” porque cada persona tiene sus diferentes cosas que superar.
- Escucha música relajante que te haga sentir bien. Esto es un gran alimento para nutrir tus sentidos. Haz click aquí para ir a mi canal de YouTube donde puedes encontrar música de relajación para favorecer el equilibrio interior.
- Mira programas o películas divertidas, que te hagan reír. Llévate a ti mismo a un estado de alegría, diversión y buen rollo.
- Todos los días, dedica un poquito de tiempo a leer unas cuantas páginas de algún libro que te inspire o un artículo que llame tu curiosidad. Alimenta tu mente.
- Mima tus pensamientos. Cada vez que te sorprendas pensando en cosas negativas, comienza a pensar en cosas que te resulten agradables. Simplemente si te vienen esos pensamientos acéptalos déjalos pasar pero inmediatamente piensa en cosas agradables, no dejes que en tu mente se afinquen pensamientos negativos, en su lugar llena ese espacio inmediatamente con pensamientos positivos.
- Ten en cuenta lo que has logrado en lugar centrarte en lo que te falta. Algunas veces, puedes comenzar tu día con el deseo de alcanzar varios objetivos. Al final del día puede ser que te sientas frustrado e infeliz, porque no has conseguido hacer todo lo que has planeado. Valora lo que has logrado, no te focalices en lo que te falta. Puede ser que hayas logrado muchas cosas durante el día, y sin embargo por faltarte algunos pequeños detalles o algunas tareas que dejaste de hacer puedes decaer y no ver todo lo bueno que has edificado. Eso es muy injusto hacia ti mismo. Sé tolerante contigo mismo, siéntete feliz por lo que has hecho y piensa que dispones de mucho más tiempo por delante y que lo que te faltó por hacer tal vez fue debido a que no era el momento adecuado.
- Todos los días haz alguna cosa buena que realmente disfrutes. Date un gusto. Puede ser alguna cosa pequeña: cómprate un libro, come algo saludable que te guste, disfruta de tu programa favorito de televisión, ve a ver una película al cine, o sencillamente ve a dar un paseo por la playa. La finalidad principal de nuestra vida es ser felices y dicha felicidad se vuelve un hábito constante fruto de la suma de pequeñas cosas, así que disfruta, recuerda que tienes derecho a ello.
- Aliméntate bien, mantén una dieta equilibrada y saludable. Haz las cinco comidas diarias, bebe aproximadamente dos litros de agua al día, toma dos o tres tazas de té verde todos los días, cuida tu cuerpo.
- Cada día haz al menos un acto que tenga como finalidad hacer felices a los demás. Bien sea una palabra amable, ayudar a alguien de tu entorno, ceder el paso en un cruce para dejar paso a alguien cuando vas conduciendo, ofrecer tu asiento del autobús a otra persona, o hacer un pequeño regalo a un ser querido. Hay muchísimas posibilidades. Cuando se hace feliz a alguien tú también eres feliz y al mismo timpo se propaga ese sentimiento positivo, y entonces también las demás personas tratarán de hacerte feliz a ti.
- Agradece todo lo que tienes, todos los días. Valora tus virtudes y ventajas todos los días. Te darás cuenta de que es más lo que tienes que lo que te hace falta. Y a lo mejor, analizando estos aspectos positivos sobre ti mismo, descubres que lo que piensas que te falta puede ser simplemente un capricho y que en realidad estás completo.
- No tengas envidia de las personas que son felices. En su lugar, sé feliz por ti mismo, es una elección y tienes el derecho a aprovecharla. Algunas veces las personas aburridas e infelices hacen daño a los demás. Es la responsabilidad de uno mismo mantenerse feliz internamente para así poder reflejarlo al exterior y conseguir un ambiente positivo de amabilidad y buen humor.
- Asegurate de descansar bien por las noches. Dormir bien es algo muy importante, tu cuerpo y tu mente necesitan descansar, es algo prioritario.
- Haz lo posible para conservar tu equilibrio cuando las cosas no vayan según lo previsto. Encontrarse a uno mismo y aceptar que constantemente se siguen aprendiendo cosas de todo lo que se presenta en la vida, te ayudará a mantener la calma y tener bajo control tus estados de ánimo y tus reacciones. Hay que aceptar lo bueno y lo malo, permanecer en equilibrio. Esto tiene que ver con el equilibrio interior, la paz interior es un buen conductor de la felicidad.
- Haz ejercicio físico todos los días. Si no eres capaz de vencer a tus excusas para hacer deporte, al menos realiza algún tipo de actividad como por ejemplo caminar un mínimo de media hora al día.
- Rodéate de gente feliz y prueba de aprender de ellos para lograr ser más feliz. Ten en cuenta que la felicidad es contagiosa.
- Sonríe más a menudo.
Consejos para protegerse del sol
Está claro que tomar el sol sin
protección en verano es una actividad de riesgo, pues los rayos ultravioletas
cada vez son más nocivos y nuestra piel tiene memoria. Así que debemos protegernos correctamente.
Utilizar protectores solares, evitar las horas clave y ser precavido/a son factores obvios para cuidar la piel, pero, además, existen otros consejos que debes tener en cuenta si quieres una mayor protección:
- Moderación. Debemos tener presente que las cremas solares, por alto que sea su factor de protección, no aíslan completamente nuestro cuerpo de las radiaciones ultravioleta, por lo que tomar el sol con moderación es básico.
- Debemos aplicarnos las cremas de protección solar unos 20 minutos antes de exponernos al sol, ya que es el tiempo que tardan en actuar.
- Desconfía de las habladurías populares que aseguran que el sol, en los días nublados, no quema o que el sol de primera hora de la mañana tampoco es dañino. Son mitos y descuidarte puede llevarte a tener que lamentarlo.
- Las arrugas sí tienen que ver con el sol. Utilizar protección solar en el rostro evita que aparezcan.
- Si haces deporte al aire libre, running o ciclismo por ejemplo, recuerda utilizar siempre protector solar igualmente en todo el cuerpo, también es recomendable llevar gafas de sol y/o gorra. Si practicas deportes acuáticos como surf o vela ligera, además de crema solar puedes utilizar una licra para proteger tu cuerpo del sol y así poder estar más rato disfrutando en el agua.
- Para los niños se recomienda siempre crema de protección solar factor 50, gorro y especial cuidado y moderación.
- En cuanto a los alimentos que complementan la fotoprotección, se recomienda elegir aquellos que sean ricos en vitamina C, en vitamina E y en betacarotenos. La uva es muy rica en resveratrol, un potente antioxidante, y los cítricos también son ricos en sustancias antioxidantes. Respecto a las verduras, destacan el brócoli y los tomates. Así pues en verano es recomendable llevar una dieta rica en verduras variadas y fruta.
Con esta serie de consejos y con un poco de sentido común, tu relación con el sol durante el verano puede ser muy placentera y sana.
Utilizar protectores solares, evitar las horas clave y ser precavido/a son factores obvios para cuidar la piel, pero, además, existen otros consejos que debes tener en cuenta si quieres una mayor protección:
- Debemos aplicarnos las cremas de protección solar unos 20 minutos antes de exponernos al sol, ya que es el tiempo que tardan en actuar.
- Desconfía de las habladurías populares que aseguran que el sol, en los días nublados, no quema o que el sol de primera hora de la mañana tampoco es dañino. Son mitos y descuidarte puede llevarte a tener que lamentarlo.
- Las arrugas sí tienen que ver con el sol. Utilizar protección solar en el rostro evita que aparezcan.
- Para los niños se recomienda siempre crema de protección solar factor 50, gorro y especial cuidado y moderación.
- En cuanto a los alimentos que complementan la fotoprotección, se recomienda elegir aquellos que sean ricos en vitamina C, en vitamina E y en betacarotenos. La uva es muy rica en resveratrol, un potente antioxidante, y los cítricos también son ricos en sustancias antioxidantes. Respecto a las verduras, destacan el brócoli y los tomates. Así pues en verano es recomendable llevar una dieta rica en verduras variadas y fruta.
Con esta serie de consejos y con un poco de sentido común, tu relación con el sol durante el verano puede ser muy placentera y sana.
Los beneficios del té verde
Que el té verde es un auténtico regalo de la naturaleza a favor de tu
salud, ya no hay quien lo dude. En este artículo podrás
descubrir sus principales efectos.
El té verde es sinónimo de salud y longevidad.
Sus componentes antioxidantes son tantos y tan importantes, que parece innecesario destacar cada uno de sus muchos beneficios sobre los diferentes órganos y sistemas corporales.
No obstante, nunca está de más recordar como una refrescante infusión de té verde te puede aliviar de algunos de los problemas más frecuentes de salud, de una manera rápida y natural.
¿Sabes cuáles son los 25 beneficios más importantes del té verde?
- Reduce el riesgo de cáncer.
- Previene enfermedades cardiovasculares.
- Combate el envejecimiento.
- Ayuda a adelgazar, quema grasa.
- Previene las arrugas.
- Reduce el riesgo de artritis.
- Fortalece los huesos.
- Ayuda a bajar el colesterol.
- Previene la obesidad.
- Es bueno para la diabetes.
- Fortalece la memoria.
- Protege contra el mal de Parkinson.
- Es un hepatoprotector.
- Previene la hipertensión.
- Protege de intoxicaciones alimentarias.
- Estabiliza los niveles de glucosa en la sangre.
- Estimula la inmunidad.
- Evita gripes y resfriados.
- Alivia el asma.
- Combate infecciones en los oídos.
- Contribuye en el tratamiento contra el herpes.
- Previene las caries.
- Reduce el estrés.
- Alivia las alergias.
- Mitiga el VIH.
El té verde es sinónimo de salud y longevidad.
Sus componentes antioxidantes son tantos y tan importantes, que parece innecesario destacar cada uno de sus muchos beneficios sobre los diferentes órganos y sistemas corporales.
No obstante, nunca está de más recordar como una refrescante infusión de té verde te puede aliviar de algunos de los problemas más frecuentes de salud, de una manera rápida y natural.
¿Sabes cuáles son los 25 beneficios más importantes del té verde?
- Reduce el riesgo de cáncer.
- Previene enfermedades cardiovasculares.
- Combate el envejecimiento.
- Ayuda a adelgazar, quema grasa.
- Previene las arrugas.
- Reduce el riesgo de artritis.
- Fortalece los huesos.
- Ayuda a bajar el colesterol.
- Previene la obesidad.
- Es bueno para la diabetes.
- Fortalece la memoria.
- Protege contra el mal de Parkinson.
- Es un hepatoprotector.
- Previene la hipertensión.
- Protege de intoxicaciones alimentarias.
- Estabiliza los niveles de glucosa en la sangre.
- Estimula la inmunidad.
- Evita gripes y resfriados.
- Alivia el asma.
- Combate infecciones en los oídos.
- Contribuye en el tratamiento contra el herpes.
- Previene las caries.
- Reduce el estrés.
- Alivia las alergias.
- Mitiga el VIH.
Los derechos asertivos
La asertividad es la habilidad personal que permite expresar de forma directa y adecuada las propias emociones, deseos. opiniones y sentimientos (tanto positivos como negativos) frente a otra persona sin hostilidad ni agresividad. Es algo así como el punto medio equilibrado entre los comportamientos inhibidos, tímdos o inseguros y los comportamientos violentos, agresivos y egoístas.
Ser una persona asertiva no significa querer tener siempre la razón, sino saber expresar las propias opiniones y puntos de vista, sean estos correctos o no.
La asertividad es de gran ayuda para conseguir mostrar quien eres y como eres, aceptando la individualidad de los demás y respetando sus derechos, sentimientos y valores. De este modo se hace que las relaciones interpersonales sean más saludables y sea más sencillo abordar los conflictos, es decir, ser una persona asertiva facilita la plena convivencia con los demás.
A continuación dispones de la lista de los principales derechos asertivos, a pesar de ser muy fundamentales a menudo se olvidan, por eso conviene tenerlos en cuenta:
- Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
- Derecho a ser escuchado y tomado en serio.
- Derecho a equivocarme y ser responsable de mis errores.
- Derecho a tener mis propias opiniones y valores.
- Derecho a tener mis propias necesidades, y que sean tan importantes como las de los demás.
- Derecho a experimentar y expresar los propios sentimientos, así como a ser el único juez de los mismos.
- Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
- Derecho a protestar cuando se me trata injustamente.
- Derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir "no".
- Derecho a intentar cambiar lo que no me satisface.
- Derecho a detenerme y pensar antes de actuar.
- Derecho a hacer menos de lo que humanamente soy capaz de hacer.
- Derecho a ser independiente.
- Derecho a decidir qué hacer con mi propio cuerpo, tiempo y propiedad.
- Derecho a sentir y expresar el dolor.
- Derecho a ignorar los consejos.
- Derecho a decir "no" sin sentir culpa.
- Derecho a mi descanso y aislamiento.
- Derecho a no justificarme ante los demás.
- Derecho a gozar y disfrutar.
- Derecho a tener éxito.
- Derecho a obtener aquello por lo que pagué.
- Derecho a superarme, aún superando a los demás.
- Derecho a no responsabilizarme de los problemas de otros.
- Derecho a no anticiparme a las necesidades y deseos de los demás.
- Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
- Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
- Derecho a hablar sobre el problema con la persona involucrada y aclararlo, en casos límite en que los derechos de cada uno no están del todo claros.
- Derecho a hacer cualquier cosa mientras no viole los derechos de otra persona.
- Derecho a escoger no comportarme de forma asertiva o socialmente hábil.
Ser una persona asertiva no significa querer tener siempre la razón, sino saber expresar las propias opiniones y puntos de vista, sean estos correctos o no.
La asertividad es de gran ayuda para conseguir mostrar quien eres y como eres, aceptando la individualidad de los demás y respetando sus derechos, sentimientos y valores. De este modo se hace que las relaciones interpersonales sean más saludables y sea más sencillo abordar los conflictos, es decir, ser una persona asertiva facilita la plena convivencia con los demás.
- Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
- Derecho a ser escuchado y tomado en serio.
- Derecho a equivocarme y ser responsable de mis errores.
- Derecho a tener mis propias opiniones y valores.
- Derecho a tener mis propias necesidades, y que sean tan importantes como las de los demás.
- Derecho a experimentar y expresar los propios sentimientos, así como a ser el único juez de los mismos.
- Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
- Derecho a protestar cuando se me trata injustamente.
- Derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir "no".
- Derecho a intentar cambiar lo que no me satisface.
- Derecho a detenerme y pensar antes de actuar.
- Derecho a hacer menos de lo que humanamente soy capaz de hacer.
- Derecho a ser independiente.
- Derecho a decidir qué hacer con mi propio cuerpo, tiempo y propiedad.
- Derecho a sentir y expresar el dolor.
- Derecho a ignorar los consejos.
- Derecho a decir "no" sin sentir culpa.
- Derecho a mi descanso y aislamiento.
- Derecho a no justificarme ante los demás.
- Derecho a gozar y disfrutar.
- Derecho a tener éxito.
- Derecho a obtener aquello por lo que pagué.
- Derecho a superarme, aún superando a los demás.
- Derecho a no responsabilizarme de los problemas de otros.
- Derecho a no anticiparme a las necesidades y deseos de los demás.
- Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
- Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
- Derecho a hablar sobre el problema con la persona involucrada y aclararlo, en casos límite en que los derechos de cada uno no están del todo claros.
- Derecho a hacer cualquier cosa mientras no viole los derechos de otra persona.
- Derecho a escoger no comportarme de forma asertiva o socialmente hábil.
Los beneficios de dejar de fumar
Dejar de fumar tiene consecuencias muy buenas que pueden percibirse de
forma prácticamente inmediata. La primera es la satisfacción psicológica que supone
el hecho de verse libre de una esclavitud y comprobar que uno es dueño de sí mismo.
Pero a la fortaleza mental se le añade una rápida mejoría en el estado
físico.
Sólo 20 minutos después de haber fumado el último cigarrillo la presión sanguínea y el ritmo cardiaco vuelven a los niveles normales, lo que reduce el riesgo de lesiones en el corazón y en el sistema circulatorio debidas al sobreesfuerzo y a la acumulación de partículas en las paredes de las arterias.
A las ocho horas de abstinencia los niveles de oxígeno en la sangre
se normalizan, y en dos días ya se ha eliminado toda la nicotina del cuerpo y se recuperan capacidades de percepción que estaban atrofiadas como el
gusto y el olfato. Rápidamente, la comida recuperará todo su sabor y se
convertirá en el sustituto ideal del cigarrillo como fuente de placer,
aunque hay que ir con cuidado y evitar asaltar la nevera para picar cada
vez que sienta ganas de fumar, porque entonces se corre el riesgo de
padecer sobrepeso.
Al tercer día ya se respira mucho mejor por la relajación de los circuitos bronquiales y al cabo de tres semanas desaparece la tos. Las personas que dejan de fumar observan que, si la edad y el peso se lo permiten, pueden volver a subir los escalones cómodamente sin que sus pulmones se resientan. Al despertar, ya no se tiene la boca pastosa, la garganta ya no parece una caverna y la voz deja de estar ronca, estas mejorías son apreciadas especialmente por las personas que rodean a los ex fumadores.
Conforme pasa más tiempo, la lista de beneficios de dejar de fumar irá en aumento: Normalmente, a los 15 años de haber dejado de fumar, el riesgo de mortalidad es ya similar a la de quienes no han fumado nunca. Sin embargo, muchos beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular, ocurren mucho más rápido, con frecuencia en el primer año después de dejar el tabaco. Abandonar el tabaco reduce un 50% el riesgo de muerte prematura en los cinco años siguientes.
Conseguir dejarlo va a requerir cierto esfuerzo. El fumador es un adicto a la nicotina y cuando el cuerpo note que no recibe la dosis habitual, la va a pedir. Entonces llega el síndrome de abstinencia. Es muy importante no ceder, ni siquiera una simple calada. El 90% de las recaídas tiene lugar durante los tres primeros meses de abstinencia.
Tomar la decisión de dejar de fumar es algo que puede cambiar tu vida y hacer que mejore clarísimamente tu salud.
Sólo 20 minutos después de haber fumado el último cigarrillo la presión sanguínea y el ritmo cardiaco vuelven a los niveles normales, lo que reduce el riesgo de lesiones en el corazón y en el sistema circulatorio debidas al sobreesfuerzo y a la acumulación de partículas en las paredes de las arterias.
Al tercer día ya se respira mucho mejor por la relajación de los circuitos bronquiales y al cabo de tres semanas desaparece la tos. Las personas que dejan de fumar observan que, si la edad y el peso se lo permiten, pueden volver a subir los escalones cómodamente sin que sus pulmones se resientan. Al despertar, ya no se tiene la boca pastosa, la garganta ya no parece una caverna y la voz deja de estar ronca, estas mejorías son apreciadas especialmente por las personas que rodean a los ex fumadores.
Conforme pasa más tiempo, la lista de beneficios de dejar de fumar irá en aumento: Normalmente, a los 15 años de haber dejado de fumar, el riesgo de mortalidad es ya similar a la de quienes no han fumado nunca. Sin embargo, muchos beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular, ocurren mucho más rápido, con frecuencia en el primer año después de dejar el tabaco. Abandonar el tabaco reduce un 50% el riesgo de muerte prematura en los cinco años siguientes.
Conseguir dejarlo va a requerir cierto esfuerzo. El fumador es un adicto a la nicotina y cuando el cuerpo note que no recibe la dosis habitual, la va a pedir. Entonces llega el síndrome de abstinencia. Es muy importante no ceder, ni siquiera una simple calada. El 90% de las recaídas tiene lugar durante los tres primeros meses de abstinencia.
Tomar la decisión de dejar de fumar es algo que puede cambiar tu vida y hacer que mejore clarísimamente tu salud.
Cambiar los pensamientos negativos por positivos
Los pensamientos están directamente relacionados con los sentimientos y con las acciones, estos tres elementos interaccionan entre sí y se influyen mutuamente. Aprender a pensar de forma correcta y lograr cambiar los pensamientos negativos por positivos, sin duda ayuda a mejorar el bienestar y a conseguir un mayor éxito y satisfacción en el desarrollo personal.
Para cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos primero de todo hay que empezar parándose a pensar y analizar los pensamientos negativos que se tienen para darse cuenta de que casi siempre suelen ser exagerados, generalizados, muy exigentes y además con tendencia a definir o categorizar a uno mismo de forma concluyente.
Los pensamientos negativos no son ni realistas ni saludables y hay que aprender a transformarlos en pensamientos positivos para poder aliviar e incluso revertir el efecto que éstos provocan hacia uno/a mismo/a.
Cuando tengas un pensamiento negativo prueba de hacer el siguiente ejercicio: simplemente piensa lo contrario.
Aunque parezca algo muy simple o incluso absurdo, si se aprende a realizar este ejercicio cada vez que un pensamiento negativo invade la mente, se está aprendiendo a pensar de una manera más constructiva, saludable y positiva.
Es probable que al empezar a hacer este ejercicio, cuando sustituyas un pensamiento negativo por uno positivo no creas en lo que dices, pero poco a poco y a medida que vayas repitiendo esas afirmaciones positivas a diario irás empezando a creer en ellas y se irá produciendo un cambio en tu actitud, te sentirás mejor y más capaz.
Si quieres dar un paso más, incluso puedes escribir el pensamiento negativo que te está martirizando y justo debajo del mismo escribir lo opuesto, es decir una afirmación positiva.
Aquí tienes algunos ejemplos:
1. Pensamiento negativo:
- Siempre me pasa lo mismo, nunca hago las cosas bien, soy un fracasado/a.
1. Pensamiento positivo:
- Cuando me esfuerzo y hago correctamente las cosas que me propongo tengo éxito.
2. Pensamiento negativo:
- Soy tan estúpido/a. ¿Por qué soy así?
2. Pensamiento positivo:
- Cometer errores es algo normal y me ayuda a seguir aprendiendo a mejorar.
3. Pensamiento negativo:
- Jamás lo conseguiré, no puedo afrontar esta situación.
3. Pensamiento positivo:
- Sé muy bien lo que tengo que hacer.
La formación de este tipo de hábitos es fundamental para aliviarse de las preocupaciones e influencias negativas que frenan y limitan las posibilidades reales de cada persona. Es recomendable practicar este ejercicio mental durante un mínimo de tres semanas para lograr interiorizar esta técnica y aprender a pensar en positivo de forma automática.
Al principio puede que sea un poco difícil pero lo único que tienes que hacer es aprender a aceptar tus propios pensamientos positivos y ponerlos en práctica.
Para cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos primero de todo hay que empezar parándose a pensar y analizar los pensamientos negativos que se tienen para darse cuenta de que casi siempre suelen ser exagerados, generalizados, muy exigentes y además con tendencia a definir o categorizar a uno mismo de forma concluyente.
Los pensamientos negativos no son ni realistas ni saludables y hay que aprender a transformarlos en pensamientos positivos para poder aliviar e incluso revertir el efecto que éstos provocan hacia uno/a mismo/a.
Cuando tengas un pensamiento negativo prueba de hacer el siguiente ejercicio: simplemente piensa lo contrario.
Aunque parezca algo muy simple o incluso absurdo, si se aprende a realizar este ejercicio cada vez que un pensamiento negativo invade la mente, se está aprendiendo a pensar de una manera más constructiva, saludable y positiva.
Es probable que al empezar a hacer este ejercicio, cuando sustituyas un pensamiento negativo por uno positivo no creas en lo que dices, pero poco a poco y a medida que vayas repitiendo esas afirmaciones positivas a diario irás empezando a creer en ellas y se irá produciendo un cambio en tu actitud, te sentirás mejor y más capaz.
Si quieres dar un paso más, incluso puedes escribir el pensamiento negativo que te está martirizando y justo debajo del mismo escribir lo opuesto, es decir una afirmación positiva.
Aquí tienes algunos ejemplos:
1. Pensamiento negativo:
- Siempre me pasa lo mismo, nunca hago las cosas bien, soy un fracasado/a.
1. Pensamiento positivo:
- Cuando me esfuerzo y hago correctamente las cosas que me propongo tengo éxito.
2. Pensamiento negativo:
- Soy tan estúpido/a. ¿Por qué soy así?
2. Pensamiento positivo:
- Cometer errores es algo normal y me ayuda a seguir aprendiendo a mejorar.
3. Pensamiento negativo:
- Jamás lo conseguiré, no puedo afrontar esta situación.
3. Pensamiento positivo:
- Sé muy bien lo que tengo que hacer.
La formación de este tipo de hábitos es fundamental para aliviarse de las preocupaciones e influencias negativas que frenan y limitan las posibilidades reales de cada persona. Es recomendable practicar este ejercicio mental durante un mínimo de tres semanas para lograr interiorizar esta técnica y aprender a pensar en positivo de forma automática.
Al principio puede que sea un poco difícil pero lo único que tienes que hacer es aprender a aceptar tus propios pensamientos positivos y ponerlos en práctica.
Consejos para dormir mejor
El ritmo biológico se rige por la luz solar y el sueño se sincroniza con
la oscuridad. Al permanecer despierto/a mucho más tiempo, afectas tu
calidad de sueño y le creas trastornos a tu reloj interno. Descansar poco deteriora la calidad de vida y aumenta el riesgo de sufrir problemas físicos y psicológicos, conflictos domésticos e incluso
accidentes de tráfico.
Dormir bien, a parte de ser algo absolutamente necesario y ser una de las piedras angulares de la salud, ayuda a consolidar la memoria y también a reorganizar la información y a extraer los datos más relevantes, de este modo el sueño favorece que se produzcan ideas nuevas y más creativas. También es un eficaz tratamiento de belleza, según un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo en Suecia, se demostró que las personas que han dormido bien durante la noche resultan más atractivas y más saludables que las personas que han estado privadas de sueño.
Aquí tienes una serie de consejos para dormir mejor por la noche:
- Duerme en una habitación bien ventilada, pero con una temperatura equilibrada, sin exceso de frío o de calor.
- Elimina del ambiente cualquier molestia como ruidos o exceso de luz, duerme en un lugar lo más oscuro y silencioso posible.
- Es muy importante dormir en un colchón adecuado.
- No te acuestes con hambre, ni después de una comida muy pesada; cena dos horas antes de irte a dormir.
- No consumas café, té, refrescos, alcohol, tabaco ni cacao antes de dormir.
- Evita las discusiones antes de acostarte.
- No te lleves los problemas a la cama, dedica un tiempo a distraerte de tus preocupaciones antes de ir a dormir.
- Practica ejercicio físico durante el día.
- Antes de dormir, ve desacelerando tu actividad, no hagas tareas que requieran mucha concentración, ni trabajes hasta última hora.
- Mantén horarios regulares de alimento, ejercicio y sueño, acuestate siempre a la misma hora.
- Evita las siestas o no las hagas de más de media hora.
- Escucha música relajante a un volumen bajo o lee algún libro o texto agradable y sencillo que no requiera mucha atención.
- Viste prendas cómodas para dormir, que no te molesten o te aprieten.
- Toma una infusión relajante antes de acostarte, por ejemplo: tila o valeriana.
- Utiliza la cama solamente para dormir, evita ver la televisión o trabajar desde la cama.
- Date un baño antes de acostarte.
- Evita actividades "de pantalla" como ver la televisión o utilizar el ordenador antes de ir a dormir ya que estimulan demasiado el cerebro.
- Si utilizas algún fármaco para dormir, no te extiendas en su uso durante mucho tiempo, úsalo de forma puntual.
Dormir bien, a parte de ser algo absolutamente necesario y ser una de las piedras angulares de la salud, ayuda a consolidar la memoria y también a reorganizar la información y a extraer los datos más relevantes, de este modo el sueño favorece que se produzcan ideas nuevas y más creativas. También es un eficaz tratamiento de belleza, según un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo en Suecia, se demostró que las personas que han dormido bien durante la noche resultan más atractivas y más saludables que las personas que han estado privadas de sueño.
Aquí tienes una serie de consejos para dormir mejor por la noche:
- Duerme en una habitación bien ventilada, pero con una temperatura equilibrada, sin exceso de frío o de calor.
- Elimina del ambiente cualquier molestia como ruidos o exceso de luz, duerme en un lugar lo más oscuro y silencioso posible.
- Es muy importante dormir en un colchón adecuado.
- No te acuestes con hambre, ni después de una comida muy pesada; cena dos horas antes de irte a dormir.
- No consumas café, té, refrescos, alcohol, tabaco ni cacao antes de dormir.
- Evita las discusiones antes de acostarte.
- No te lleves los problemas a la cama, dedica un tiempo a distraerte de tus preocupaciones antes de ir a dormir.
- Practica ejercicio físico durante el día.
- Antes de dormir, ve desacelerando tu actividad, no hagas tareas que requieran mucha concentración, ni trabajes hasta última hora.
- Mantén horarios regulares de alimento, ejercicio y sueño, acuestate siempre a la misma hora.
- Evita las siestas o no las hagas de más de media hora.
- Escucha música relajante a un volumen bajo o lee algún libro o texto agradable y sencillo que no requiera mucha atención.
- Viste prendas cómodas para dormir, que no te molesten o te aprieten.
- Toma una infusión relajante antes de acostarte, por ejemplo: tila o valeriana.
- Utiliza la cama solamente para dormir, evita ver la televisión o trabajar desde la cama.
- Date un baño antes de acostarte.
- Evita actividades "de pantalla" como ver la televisión o utilizar el ordenador antes de ir a dormir ya que estimulan demasiado el cerebro.
- Si utilizas algún fármaco para dormir, no te extiendas en su uso durante mucho tiempo, úsalo de forma puntual.
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